Verlo siempre en Español
Comienzo mi andadura por este blog, en el que contaré mi experiencia como usuario de coche eléctrico. Mi nombre es José Luis Rodríguez, y, desde abril de 2015, conduzco el segundo taxi eléctrico de la ciudad de Madrid.
Desde hacía tiempo tenía decidido que el siguiente coche que me comprase sería uno eléctrico. A pesar de mis circunstancias, que son distintas a las del resto de la gente, pues soy conductor de taxi. Así que cuando surgió la oportunidad de cambiar de vehículo, sin dudarlo opté por uno eléctrico.
Hasta que tuve el coche operativo, pasaron unos meses: primero me lo entregaron fuera del plazo previsto, luego instalaron el cargador en el garaje y tardaron dos meses (el plazo legal) en darme la energía. Ser pionero implica una serie de problemas que no tiene la gente que va después, y esos inconvenientes fueron el principio de esta andadura. Como siempre comento a todo el mundo, hasta que he llegado aquí no es que haya pasado por una carrera de obstáculos, sino por una gymkhana de arenas movedizas, y cuando lograba solucionar un problema que me parecía enorme, aparecía el siguiente, y el anterior era un juego de niños.
Mi experiencia con el coche eléctrico
Una vez superados los primeros momentos, y habiendo comenzado ya a trabajar, puedo asegurar que la conducción de un vehículo eléctrico no tiene nada que ver con la de los otros coches que he utilizado. Esta es mucho más suave, silenciosa y económica, y, además, no contamina, así que los beneficios superan con creces la incertidumbre de esos primeros momentos.
Otro aspecto del que me he dado cuenta estos meses (veinte llevo con el taxi eléctrico) es que tener un coche eléctrico te cambia la manera de conducir: al hacerlo de una manera más suave, se aprovecha más la inercia del coche. Hay que tener en cuenta que de tu forma de conducir depende la autonomía.
Para terminar, puedo asegurar que ya no volveré a comprarme un coche de combustión. Ahora pienso en cuál será el siguiente eléctrico que tenga. Seguro que uno con más autonomía y ya en una sociedad más preparada para la movilidad eléctrica.
Este cambio que a priori podría parecer sencillo requiere, entre otros, de la disposición de la infraestructura de los sistemas de carga necesarios, en este caso concreto se ha optado por realizarla mediante pantógrafo, e incluso la reordenación de ciertas líneas de transporte público (autobús) para facilitar los ciclos de carga y adaptar las distancias recorridas a la capacidad de almacenamiento actual.
Un proyecto real que significa dar los primeros pasos hacía un futuro necesario, y generar un triple beneficio en el bienestar y la salud de los usuarios del servicio, los residentes y los visitantes de la ciudad.