
España ha experimentado un aumento del 3% en el interés por adquirir un vehículo eléctrico en cualquiera de sus tres variantes en comparación con el año 2022. Se prevé que las ventas totales de vehículos eléctricos (ya sean completamente eléctricos o híbridos) hayan superado las 100.000 unidades en este 2023. Esto coloca a España como uno de los países europeos con un gran potencial en la industria automotriz, según el informe más reciente del Mobility Consumer Index de EY.
En menos de una década, Europa se ha topado con la realidad actual y ha reconocido la urgencia de adoptar nuevas fuentes de energía en el sector del transporte. Aunque la cifra de vehículos eléctricos en circulación aún no es alta, indudablemente se ha producido un cambio significativo desde 2010 hasta hoy.
Las principales ciudades europeas han implementado medidas para promover la adopción de este tipo de vehículos. Estas acciones no necesariamente son drásticas, sino que se inscriben en la lógica de que se está abriendo un mercado innovador. Es fundamental dar a conocer las ventajas de los vehículos eléctricos y estimular su uso y adquisición.
En la actualidad, la circulación de vehículos eléctricos por las carreteras está cada vez más generalizada, así como los vehículos de trasporte público que cada vez se suman más para alcanzar las cero emisiones a la atmósfera. Pero, ¿cuál fue el primer coche eléctrico de la historia y cuando surgió?
Primer coche eléctrico
A mediados del siglo XIX, surgieron los primeros automóviles eléctricos como una alternativa a los vehículos de combustión interna, los cuales eran ruidosos, contaminantes y difíciles de arrancar. Estos primeros coches eléctricos empleaban baterías recargables de plomo-ácido, desarrolladas por el francés Gaston Planté en 1852 y posteriormente mejoradas por Camille Faure en 1880.
Los vehículos eléctricos se caracterizan por su propulsión mediante un motor que obtiene su energía de una fuente eléctrica, la cual se convierte posteriormente en energía cinética. En la actualidad, la tecnología más comúnmente utilizada para este propósito son las baterías de iones de litio, aunque también existen otras alternativas disponibles.
El primer vehículo eléctrico apareció en Alemania en 1888, se trata del Flocken Elektrowagen, un coche creado por Andreas Flocken. Tenía el diseño de una calesa, un motor de 0.7 kW, una batería de 100 kg y alcanzaba los 15 km/h.
Tras la introducción de la batería recargable, el automóvil eléctrico experimentó un notable auge a principios del siglo XX, especialmente en entornos urbanos. Los primeros usuarios comerciales destacados fueron los taxistas de Nueva York. Según algunos historiadores, aproximadamente un tercio de los vehículos en circulación en Estados Unidos eran eléctricos en 1900. Además, según algunas fuentes, estos vehículos eléctricos superaron en ventas a los vehículos de combustión en 1899 y 1900.
El desafío que enfrentó el automóvil eléctrico, como sucede en la actualidad, radicó en la carencia de una infraestructura eléctrica adecuada. Esta dificultad se agravó durante el inicio de la Primera Guerra Mundial, cuando el motor de combustión interna, que ofrecía una mayor autonomía, velocidad y potencia, desempeñó un papel crucial en la mecanización de la guerra.
El primer coche eléctrico en España
En España, el primer vehículo eléctrico fue construido por el ingeniero catalán Emilio de la Cuadra en 1899. Este pionero automóvil era un triciclo equipado con un motor eléctrico alimentado por baterías de plomo-ácido. Además, era capaz de llevar a dos personas y alcanzaba una velocidad máxima de 20 km/h.
Algunas empresas que apostaron por el vehículo eléctrico en este período son La Hispano-Suiza, La Cuadra, Castro o Electromecánica, que contribuyeron a la fabricación de coches eléctricos. Estos vehículos ofrecían una autonomía que oscilaba entre 60 y 100 km, con velocidades máximas comprendidas entre 30 y 50 km/h.
No obstante, el progreso del vehículo de combustión interna, impulsado por mejoras en los motores, la reducción de costes y la expansión de las redes viales y de estaciones de gasolina, resultó en una pérdida de terreno para el vehículo eléctrico. Además, las dificultades en la producción de baterías debido a la escasez de materias primas durante las dos guerras mundiales contribuyeron a este declive.
En España, la Guerra Civil supuso un golpe significativo para la industria automovilística en general y, en particular, para el vehículo eléctrico. La posguerra se caracterizó por el aislamiento económico y la escasez de innovación tecnológica, donde el vehículo eléctrico quedo apartado para usos marginales, como carritos de golf o vehículos industriales.
El interés por el vehículo eléctrico resurgió a partir de la década de 1990, con iniciativas tanto públicas como privadas destinadas a impulsar la investigación, desarrollo e implementación de esta tecnología. Empresas conocidas, como SEAT, Renault, Nissan, Peugeot y Citroën, han apostado por el vehículo eléctrico. Estos automóviles incorporan baterías de iones de litio, que ofrecen una mayor capacidad, durabilidad y seguridad en comparación con las baterías de plomo-ácido.
El vehículo eléctrico se ha consolidado como una realidad duradera en el tiempo. Su historia en España y su evolución indican que es una tecnología adaptable a cambios sociales, económicos y ambientales. Representa una oportunidad para avanzar hacia una movilidad más limpia, eficiente e inteligente.
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