
Verlo siempre en Español
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Hoy en día vemos cada vez más apuestas en el terreno de la movilidad que nos permiten intentar aislarnos del petróleo, cuyo mercado y precio nos obligan a estar atentos a sus constantes variaciones y contaminan el aire de nuestras ciudades. Dada esta situación, ¿existen realmente alternativas viables que nos permitan cambiar este paradigma?
Propuestas como el gas natural vehicular (GNV) están empezando a expandirse en el sector del automóvil, especialmente en el del transporte pesado, y no sin razón: emisiones prácticamente nulas, un ahorro considerable respecto a la gasolina y diésel y una infraestructura que se expande con rapidez.
Vamos a empezar por lo básico: el gas natural vehicular es una fuente de energía que ha sido aceptada como uno de los combustibles alternativos con mayor potencial de desarrollo debido principalmente a su abundancia y a la escasa contaminación que genera.
Podemos encontrar dos tipos diferentes en función del formato en el que se suministren:
Este combustible sostenible se ha ganado su buena reputación debido a una serie de ventajas que ya en el año 1995 le llevaron a ser declarado como el combustible alternativo con mejores opciones de desarrollo en la Conferencia Mundial de Energía de Tokio.
Entre sus ventajas destacamos las bajas emisiones que emiten los vehículos con GNV, cumpliendo con la normativa europea sobre emisiones Euro VI y contribuyendo a la lucha contra el efecto invernadero y la lluvia ácida; el ahorro directo en el combustible y en el mantenimiento del vehículo; así como la seguridad de sus sistemas de combustible.
Ahora que ya conocemos qué es y cuáles son sus ventajas, es hora de preguntarse por sus usuarios, ¿quién está usando actualmente este combustible? El gas natural vehicular es una alternativa de movilidad sostenible rentable para flotas de taxis, empresas de transporte urbano, servicios de reparto y empresas transportistas. Sin embargo, hay que valorar si estamos ante un sustituto absoluto para los sistemas tradicionales o frente a un complemento de otras fuentes de energía.
Las amplias posibilidades del gas natural vehicular lo convierten en una alternativa real y económica a los derivados del petróleo, aunque se centra principalmente en el transporte pesado por carretera a nivel nacional e internacional.
También encontramos algún turismo con gas natural, que sale de fábrica con un sistema dual que acepta gas natural comprimido (GNC) y gasóleo, aunque este tipo de vehículos no suele abundar en nuestras carreteras por el momento, en las que lo habitual es ver coches eléctricos circulando.
En estos sectores, podemos hablar de un ahorro del 30% por kilómetro respecto al diésel, así como de un 50% frente a la gasolina. Pero hay que tener presente que es un sistema que debe convivir para conseguir una mayor eficacia junto a otras alternativas de movilidad sostenible, como la eléctrica.
De hecho, son varios los sectores donde vemos como ambas tecnologías cooperan. Como explica Mónica Espinosa Caldas, Directora de Innovación y Desarrollo de Negocio de Endesa, se trata de sumar: “el GNV debe convivir con la electricidad”. La convivencia de ambas tecnologías se puede encontrar, por ejemplo, en el transporte de las cadenas de supermercados: “para la distribución utilizan flotas de GNV, pero en la última milla distribuyen vehículos eléctricos”.
El parque de vehículos matriculados en España con gas natural ya supera las 6.100 unidades, habiéndose sumado más de 1.100 vehículos únicamente durante el pasado 2016. Con esto podemos ver la gran expansión que este sector está viviendo, consiguiendo ahorrar un total de 142.000 toneladas de diésel al año.
Sin embargo, pese a que no estamos frente a un mercado que acabe de nacer, no podemos decir que sea maduro, ya que de hecho una gran parte de este sector está aún por explotar. Son necesarias más estaciones de recarga y una mayor concienciación para conseguir limpiar el aire contaminado de nuestras ciudades.
De hecho, en España existen actualmente más de cincuenta puntos de carga para estos vehículos, estando planeada la apertura de otros seis por parte de Endesa, además de cuatro en Francia y dos en Portugal.
Por tanto, es de vital importancia para la salud de nuestras ciudades seguir apostando por la expansión de este tipo de combustibles sostenibles, que sí cuentan como alternativas reales para los productos derivados del petróleo, pero que deben crecer apoyados por otros modelos como el eléctrico para así innovar y triunfar.