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Estrés, contaminación, precios altos en el combustible, ruidos, atascos… En las ciudades más transitadas, en las vías más circuladas, viajar en coche puede ser una pesadilla, al menos hasta que el coche eléctrico se convierta en nuestra rutina. La movilidad sostenible es un paso necesario, y para ello tenemos que tener en cuenta otros aspectos de la misma: necesitamos que esté automatizada y conectada.
Poder combinar distintos medios de transporte nos hace las cosas más fáciles. Diferentes fabricantes han comenzado a implementar los vehículos eléctricos (no solo coches, sino motos e incluso patinetes) en nuestro día a día, pero algunos de ellos persiguen algo un poco más allá: no se trata únicamente de reducir el impacto medioambiental consiguiendo que todos nos pasemos a la movilidad eléctrica. También debemos pensar en los viajes compartidos.
A día de hoy, menos del 1% de los viajes en coche en Europa se efectúa a través de servicios de transporte compartido. Se espera que de aquí a 2030 el continente alcance el 35%, lo que solo se consigue invirtiendo en conectividad. Informes como el realizado por la consultora PwC a principios de año llevan a la conclusión de que, en unos diez años, el 70% de los vehículos de nuestro continente estarán conectados. El 100% parece un porcentaje del que solo podrá presumir China.
Según el mismo informe, para 2025 habrá más de 470 millones de vehículos conectados circulando por las carreteras de todo el mundo. Esta conectividad nos llevaría a convertir nuestro vehículo en un smartphone con ruedas, pues la idea es avanzar hasta poder conectarnos, no solo a lo que nos rodea, sino a otros vehículos. Es decir, que consigamos que nuestro coche pueda avisarnos de cualquier situación en la carretera y redes de infraestructuras de movilidad a la vez que nos permite comunicarnos con otros conductores.
Un coche conectado puede ayudarnos a evitar cualquier atasco al permitirnos conocer el estado actualizado de la ruta que seguimos o las inclemencias meteorológicas que pueden entorpecer nuestro viaje. Pero, ¿cómo llegar a un coche así? La clave está también en el IoT (Internet of Things) o Internet de las cosas.
El Internet de las cosas conecta todo tipo de objetos cotidianos a una extensa red cada vez mayor. Aplicado al consumo, a la medicina, a la arquitectura o al transporte, entre otros ámbitos, nos acerca cada vez más a un mundo interconectado. Un mundo en el que es más sencillo adelantarnos a cualquier situación perjudicial en una carretera. Un aviso sobre un accidente, sobre las obras en nuestra ruta o incluso una simple alerta de semáforo puede facilitarnos la conducción y alejarnos de los temidos atascos.
Dados los avances tecnológicos que estamos viviendo en los últimos años, esta idea del coche conectado no está tan lejos como parece. Tenemos la tecnología, aunque está claro que la cobertura 4G no será suficiente. La DGT ya está haciendo pruebas con la que puede ser la clave de esta movilidad compartida: el 5G.
No obstante, la tecnología no será suficiente por sí sola. Necesitamos de infraestructuras que solo podrán mantenerse a través de la inversión pública. Los coches autónomos necesitan una mayor inversión, al menos para una conectividad más avanzada. Las aplicaciones móviles son solo el principio, pues debemos llegar a que este tipo de apps estén directamente implementadas en los vehículos.
Sabemos que estamos yendo por el buen camino. La infraestructura de puntos de recarga para vehículos eléctricos es cada vez más extensa. Ejemplo de esta iniciativa es el proyecto recientemente anunciado con la nueva marca Endesa X. La movilidad es una de las claves de este nuevo actor de la energía, que quiere desarrollarse a través del desarrollo de redes de recarga.
Para llegar a ese vehículo del futuro, Endesa X actúa desde la instalación de la infraestructura al mantenimiento, pasando por la integración total del vehículo eléctrico, fomentando también esa conectividad de la que hablamos. El desarrollo de tecnologías que avancen en este sentido es fundamental para llegar a esa idea de movilidad sostenible. ¿Cómo habrá cambiado la movilidad en unos años?