
Verlo siempre en Español
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¿Y si tu coche te avisara de que el semáforo que estás a punto de encontrarte va a ponerse en rojo? Al ver la señal, podrías actuar y gestionar la situación con más tiempo. La evolución del automóvil tiene aún mucho que aportar al conductor: información del tráfico y del estado de la carretera en tiempo real, previsiones meteorológicas, avisos de sitios cercanos de interés, etc.
El listado de novedades que está trayendo la conexión de los coches y las ciudades se hace interminable, pero ¿por qué es tan importante? La innovación en movilidad no solo habla de un movimiento sostenible y eléctrico, sino que parte también de una unión que modifica las relaciones entre usuarios, dispositivos, hogares y vehículos.
Primero los ordenadores, después los móviles, los televisores y hasta las lavadoras. La evolución en la tecnología nos hace pensar que lo que ahora es innovación estará obsoleto en poco más de cinco años. Menos incluso en algunas ocasiones, y con el coche se dará el mismo caso.
Con el paso del tiempo hemos visto cómo el automóvil ha cambiado, ha mejorado en sus apartados técnicos y se ha convertido en un instrumento cada vez más eficiente. Sin embargo, su conexión como parte de uno de los componentes más importantes de la ciudad no ha variado notablemente, y es aquí donde aún tiene que evolucionar.
La integración del coche del futuro con la ciudad pasa por la integración del Internet de las cosas en los diferentes elementos que la componen. Desde los semáforos y los demás elementos de tráfico, hasta zonas de interés como pueden ser gasolineras y centros de recarga del coche eléctrico.
Uno de los casos más prácticos en este tipo de escenarios se da con la conexión de datos entre, por ejemplo, un semáforo, un sensor de movimiento en un paso de cebra y un vehículo con Internet, que sería capaz de mostrar al conductor que por el siguiente paso de peatones estarían a punto de cruzar viandantes.
Sidewalk Labs, compañía que junto a Google se encuentra dentro de Alphabet, está actualmente estudiando el concepto actual de smart city para reinventar la ciudad a través de los diferentes elementos que la componen. Una de sus apuestas más interesantes es la de la creación de un entorno urbano desde cero a través de un equipo profesional que comprende expertos en urbanismo y en tecnología, así como consultores y analistas.
La tecnología innovadora del coche autónomo ha vivido grandes avances en los últimos años, pero no llegará a ser una realidad en nuestro día a día hasta que no exista una conexión total que una al vehículo dentro de la smart city. Es decir, el coche del futuro será eléctrico y autónomo, pero también estará conectado.
Las comunicaciones V2X, junto a la tecnología 5G, serán las principales responsables de este cambio. Estos dos conceptos están en desarrollo y ya están siendo utilizados para todo tipo de pruebas, entre las que se encuentran los coches completamente autónomos actuales.
De hecho, algunas compañías ya no comprenden el coche sin estar conectado. A partir de 2019 algunos fabricantes dejarán de producir aquellos modelos que hasta el momento no contaban con esa conexión online tan necesaria para el futuro de la movilidad.
Las modificaciones de los vehículos destacarán especialmente en el apartado técnico, pero no es lo único que va a cambiar. El diseño de los coches estará mucho más unido al entorno urbano para integrarse a nivel artístico con los pisos y apartamentos de los ciudadanos. Modelos como el Renault Symbioz muestran conceptos no tan lejanos en los que el vehículo se sincroniza al completo con la casa para compartir energía almacenada y acceder a servicios online.
No solo compañías como Renault han avanzado en este sentido. La mítica Ford fue la primera empresa automovilística en incluir Amazon Echo en sus vehículos. Toda una declaración de intenciones para conectar coche, casa y sociedad.
Es algo que ya podemos ver con la tecnología V2G, que además contribuye a la estabilidad de la red al asegurar el flujo de energía. Es decir, este tipo de desarrollos son capaces de ayudar a equilibrar la oferta y la demanda entre productores y consumidores de electricidad.
En unos años, la ciudad habrá cambiado tanto que hablaremos de la innovación actual como parte de un pasado tecnológicamente obsoleto. Sin embargo, el trabajo actual es necesario para desarrollar nuevos productos que, junto al Internet de las cosas, puedan llevarnos directamente hacia ese futuro.