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Aunque falte el sol, las casas pueden brillar por dentro. Es lo que ocurre en los países nórdicos, donde lo normal en invierno son apenas 7 horas diarias de sol mortecino. El tiempo tampoco acompaña y por eso es fundamental disponer de un hogar tan eficiente como acogedor.
Los 4 principios de la iluminación elegante
La iluminación nórdica se caracteriza por unos tonos blancos que aportan pureza y serenidad a las casas y sus habitantes. Como en un folio, el blanco te ayudará a empezar de cero y conseguir una vida luminosa, limpia y ordenada.
1. Lámparas estilo industrial
Son parte del genuino estilo nórdico, de tipo foco y con colores metálicos/cobrizos. Si te asusta lo industrial, puedes darle un toque más natural recurriendo al mimbre o el bambú.
2. Puntos de luz complementarios
Lámparas accesorias, de pequeño tamaño, que perfectamente pueden ser tiras de luces LED en las bases de los muebles, un brazo extensible para cubrir un rincón de lectura o los siempre encantadores farolillos.
3. Flexos y lámparas colgantes
Los flexos no pueden faltar en una casa nórdica. En lugar de usarlos únicamente en las zonas de estudio o trabajo, es recomendable explotar todas sus posibilidades y llevarlos a la mesita de noche, a la encimera de la cocina o incluso al cuarto de baño.
Las lámparas colgantes con la bombilla al aire, bien visible, basan su atractivo en dejar al descubierto un buen tramo de cable. Si consigues combinar cables de diferentes colores en la misma habitación, te mueves ya en niveles de diseñador finlandés. Este tipo de lámparas son una apuesta segura en el dormitorio y el salón.
4. Mimbre, madera y geometría
Esta iluminación debe bañar un mobiliario de materiales naturales (madera, mimbre, fibras), organizada en torno a elementos geométricos y con algunos toques de color intenso (determinados cuadros y plantas pueden ayudar con esto).
“Bonus Tip: la mesa del comedor es crucial en el diseño nórdico. Pon tu foco en ella.”