
Verlo siempre en Español
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¿Qué hacemos en una página como Google? La respuesta en este caso podría ser sencilla: Buscar o escribir palabras. A día de hoy, la lingüística ha revolucionado la tecnología y en consecuencia a la inteligencia artificial (IA), dejando paso a perfiles de humanidades que antes no se contemplaban en este tipo de tecnologías.
Existen a día de hoy muchas definiciones de lo que es la inteligencia artificial. Una de las más reconocidas apunta a que se trata del proceso en el que una tecnología trata de imitar las funciones cognitivas que presuponemos de los humanos. Gracias a estas es capaz de realizar procesos como el aprendizaje o la resolución de problemas para los que no se le ha mostrado una solución.
Por este motivo e interpretando esta definición, cada vez se han ido incorporando más perfiles de humanidades en la tecnología para poder abordar el procesamiento del lenguaje tanto oral como escrito en toda la cantidad de datos que pueda tener una gran empresa.
«El reto más grande al que se enfrenta la lingüística aplicada a la IA parte de la indiferencia, de la capacidad de desarrollar un contexto para comprender a nivel general aquello que lee o las búsquedas del usuario», comenta Cristina Aranda, una de las propulsoras de la neurolingüística en nuestro país.
En este ejemplo del traductor de Google, uno de los más usados a nivel mundial, podemos ver la importancia de las palabras en la tecnología y cómo se han ido subsanando ciertos errores, no solo, de traducción, sino también de interpretación de la propia máquina, a través de la neurolingüística.
En esta imagen podemos ver la traducción errónea, de «Él es un doctor, ella es una enfermera» que posteriormente Google pasó a su corrección por la incorporación de personas expertas en el lenguaje humano en sus equipos.
Para entender mejor los filtros y los algoritmos que se realizan en nuestras búsquedas de Internet, es importante conocer uno de los términos que mejor desarrollan este ámbito de estudio: el filtro burbuja.
Hoy en día pasamos una gran parte de tiempo frente al ordenador, y casi toda la información que buscamos en nuestro día a día la consumimos a través de la red. A través de nuestras búsquedas, grandes compañías como Google, Facebook, Instagram y Netflix, entre otras, trabajan constantemente en la actualización de sus algoritmos con el fin de hacerlos cada vez más personalizados incluyendo solo la información que creen que nos podría interesar o gustar.
Para explicar este concepto, Eli Pariser creó el término filtro burbuja, que explica la relación entre las grandes compañías y la gran dimensión que toma en nuestro entorno la personalización de la información en la web. De esta manera, podemos decir, que el término filtro burbuja es el resultante de una búsqueda personalizada en la que se han tenido en cuenta los siguientes aspectos: clics del pasado, historial de búsquedas y la ubicación geográfica.
Mediante el estudio que realizan los algoritmos con estas búsquedas, pueden darse dos fenómenos:
– Un progresivo alejamiento de la información con la que no estamos de acuerdo o que no coincide con nuestra opinión, pensamientos, cultura o ideología.
– O en segundo lugar, el aislamiento íntegro en esa burbuja cultural e ideológica en la que solo nos llegan contenidos o información ajustados a nuestras ideologías, preferencias o intereses.
Todos conocemos la importancia del big data para las grandes empresas de cualquier tipo de sector. La información es poder y ahora en lo que también se está haciendo más hincapié es en cómo usar ese tipo de información que pueden tener las compañías correctamente para sacar el mayor beneficio posible.
En el camino hacia la data driven company en la que la inteligencia artificial y la tecnología en general son de gran utilidad para la toma de decisiones de las empresas, son necesarios los siguientes aspectos:
– Diversidad de identidad: de género, racial, cultural, sexual, religiosa, etc.
– Diversidad del conocimiento: ética, lingüística, social, informática, diseño e ingeniería, entre otros campos.
– Personas que piensen en el impacto social y económico.
El pasado mes de febrero se realizó una charla en el Open Power Space de Madrid con Cristina Aranda, responsable de desarrollo del negocio en Taiger. En su keynote ‘El poder de los algoritmos y los sesgos inconscientes‘, nos habló de cómo nuestra forma de ver el mundo puede afectar a los algoritmos. Puedes verla al completo en el siguiente vídeo:
Además de todo lo que nos contó Cristina, Internet ha comenzado a aceptar el surgimiento de nuevos espacios que evitan los ya mencionados filtros burbuja: plataformas neutrales como Newstral que incluyen todo el espectro de medios para que podamos estar informados desde cualquier punto de vista y con todo tipo de información disponible sin ningún tipo de sesgo.