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Al llegar el frío siempre apetece que nuestro hogar mantenga una temperatura agradable. También nos gusta poder darnos un baño y que el agua esté en el punto óptimo para disfrutar esos momentos de tranquilidad.
Desde hace muchos años, las calderas han sido herramientas destinadas a cumplir con esas necesidades personales. El paso del tiempo ha creado espacio para alternativas como los calentadores y los termos, pero las calderas han sabido reinventarse. Conozcamos mejor qué es una caldera y cómo ha evolucionado.
¿Qué es una caldera?
Una caldera es un sistema de calefacción y suministro de agua caliente. Fue la máquina más común durante años para obtener estos servicios, aunque su utilización disminuyó durante algún tiempo. La menor seguridad y eficacia de modelos antiguos permitió el avance de otro tipo de sistemas más modernos.
A día de hoy, las calderas se han amoldado a las nuevas circunstancias y disponemos de muchos tipos, adaptados a toda clase de consumidores y necesidades. En el pasado año, se vendieron en España un total de 331.600 unidades, con la suma de calderas murales y calderas de pie.
Podemos encontrar calderas en viviendas, recintos e industrias. Pueden ser de función única, ofreciendo calefacción, o mixtas, si añadimos la posibilidad de obtener agua caliente. También se nutren con toda clase de combustibles, con la opción de encontrar calderas ecológicas y respetuosas con el medio ambiente.
“En el pasado año, se vendieron en España un total de 331.600 unidades, con la suma de calderas murales y calderas de pie.”
¿Cómo funciona una caldera?
Como hemos comentado, las calderas nos proporcionan calor y agua caliente (conocida como ACS: agua caliente sanitaria). Pero es importante hacer una aclaración previa. Todas las calderas sirven para proporcionarnos calor, aunque obtener agua caliente es opcional. Los sistemas con los que obtenemos de manera exclusiva agua caliente no son calderas, sino calentadores. ¿Conocías esa diferencia?
Las calderas funcionan con distintos tipos de combustible. Muchas utilizan gases como el butano o el gas natural, y otras se alimentan de gasóleo o incluso electricidad. La alternativa más ecológica es pellet, que aprovecha la energía de la biomasa.
La mayoría dispone de una zona estanca a la que llamamos quemador. En el quemador se produce la transformación en calor del combustible que usamos para nuestra caldera. Dentro de la zona estanca tenemos una tubería con agua en su interior. Debido al calentamiento del quemador para la combustión de la fuente de energía, esta tubería aumenta su temperatura, calentando el agua de su interior.
El agua caliente fluye hasta lo que llamamos intercambiador. Aquí es donde se dividen las funciones de nuestra caldera. El intercambiador cuenta con dos circuitos diferentes: el de la calefacción, y el del agua sanitaria. ¿Te preguntabas cómo conseguimos que el agua de la ducha salga caliente? Aquí tienes tu respuesta. Del mismo modo, los radiadores instalados en tu hogar calientan tu casa gracias al fluir de la energía térmica en el otro circuito del intercambiador.
Tipos de calderas de gas
Conocemos ya el funcionamiento de una caldera. Ahora es interesante saber qué clase de sistemas podemos encontrar. Existe una gran variedad que se adapta a todo tipo de situaciones, por tanto, hablamos de diferencias entre calderas dependiendo de: funciones, combustible o su ámbito de utilización.
Tipos de calderas según su uso
Las calderas pueden tener fines domésticos, industriales o comerciales:
- Las calderas domésticas están destinadas a las viviendas familiares y tienen la posibilidad de calentar agua hasta casi alcanzar su punto de ebullición (100°).
- Las calderas comerciales están a medio camino entre las domésticas y las industriales. Gozan de un rendimiento intermedio y están habilitadas en centros de trabajo y locales comerciales.
- Las calderas industriales pueden generar temperaturas entre los 300° y los 600°. Su finalidad es puramente industrial y pueden verse en ámbitos como el de la alimentación y el sector textil.
Una vez conocidos los tres ámbitos principales en los que trabajan las calderas, nos centraremos en las calderas domésticas. ¿Quieres conocer la mejor opción para tu casa? Sigue leyendo.
Tipos de calderas según sus funciones
Ya las hemos mencionado al explicar el funcionamiento de una caldera doméstica: nos referimos a las calderas de calefacción y a las calderas mixtas.
- Las calderas de calefacción convierten el agua en un portador de calor. Una vez alcanza la temperatura ideal, son enviadas a los radiadores de calefacción instalados en los hogares o recintos. El agua, convertida en calor, se distribuye por el espacio generando el efecto deseado.
- Por su parte, de las calderas mixtas hemos visto que disponen de dos circuitos distintos para sus funciones de calefacción y agua caliente. Lo interesante de este tipo de sistemas es su capacidad de ahorro, al utilizar el mismo equipamiento para las mismas tareas.
Calderas según el tipo de gas usado
El progreso en las nuevas tecnologías ha permitido que las calderas se adecúen a las condiciones económicas y sociales en las que vivimos. Las primeras calderas a base de aceite o carbón han sido dejadas de lado en favor de nuevas opciones mucho más interesantes para el medio ambiente.
- El combustible más usado sigue siendo el gas. Existen dos tipos de calderas de gas: las de gas natural, y las de gas licuado del petróleo. Este segundo tipo de caldera usa butano, suministrado mediante bombonas, o propano, que pueda administrarse incluso a granel. Estas calderas son silenciosas y no dejan residuos tras la combustión.
- El gasóleo también es otro combustible utilizado en las calderas. Son las más indicadas para aquellos hogares en los que la distribución de otros gases es complicada. Además, consiguen un calentamiento muy rápido, apenas exigen mantenimiento y permiten disponer de grandes reservas de combustible en casa.
- Las calderas eléctricas resultan ideales para quienes no necesitan agua caliente con demasiada continuidad. Son regulables y permiten con ello mayor eficiencia energética, además de ahorro económico. Al no requerir la combustión de ningún tipo de gas, estas calderas evitan cualquier generación de residuos o fugas.
Ahora, empiezan a ganar protagonismo calderas mediante combustibles cien por cien renovables y limpios. Así es como muchos usuarios apuestan por calderas solares o de biomasa. Estas calderas garantizan la ausencia absoluta de gases de efecto invernadero, además de no depender de ninguna clase de combustible que pueda generar residuos contaminantes.
Calderas domésticas, las más utilizadas
Entre los diferentes tipos de calderas domésticas. Las calderas atmosféricas son las de combustión abierta, tomando el aire del mismo espacio donde están situadas. Estas calderas no se instalan en ningún sitio desde 2013, debido a su menor eficiencia, así como los perjuicios sobre el medio ambiente y una mayor inseguridad en su funcionamiento. En su lugar, encontraremos modelos de calderas estancas.
Las calderas estancas son las que tienen cámaras selladas en la que se provoca la combustión. Es en la cámara donde el quemador del que te hemos hablado antes realiza sus funciones. Es un método fiable gracias al hermetismo de su estructura y mucho mejor para el medio ambiente. Además, las calderas estancas han evolucionado y dentro de las mismas podemos encontrar nuevos modelos, como las calderas de condensación, o las calderas modulantes.
Las calderas de condensación permiten la reutilización del calor latente tras la combustión, con lo que se aprovecha mejor el combustible usado. Estos sistemas reducen las emisiones de NOx (óxidos de nitrógeno), generados a partir de la quema de combustibles fósiles.
Por otro lado, las calderas modulantes tienen como principal característica la capacidad de regularse. Adaptan su potencia en función de lo que necesite en ese momento el espacio en el que están situadas. Esta cualidad repercute de manera positiva en el ahorro de nuestro consumo.
¿Cuál es la mejor caldera para mi casa?
Con toda esta información, seguro que quieres saber cuál es la mejor de entre todas las opciones. ¿Te lo has planteado? Nosotros apostamos por las calderas de condensación.
Estas calderas han demostrado ser las más eficientes gracias a sus características. Aprovechan al máximo el agua del circuito, sobre todo al trabajar con bajas temperaturas. ¿Qué conlleva esto? Las calderas de condensación logran un rendimiento de hasta el 110%.
Su mayor rendimiento origina un consumo de energía muy inferior, y eso supone un gran ahorro para ti. Además, reducen en un 70% las emisiones de CO2 y NOx. Si añadimos a sus ventajas la posibilidad de regular su temperatura y lo silenciosas que son, estamos ante la mejor elección.
“Las primeras calderas a base de aceite o carbón han sido dejadas de lado en favor de nuevas opciones mucho más interesantes para el medio ambiente.”
Así que ya lo ves, las calderas son un asunto mucho más interesante de lo que podrías pensar antes de leer nuestro artículo. Las has conocido para varias funciones, o con diferentes combustibles. ¿Qué conclusiones sacas?
Nosotros apostamos por un firme compromiso con el medio ambiente. Incluso en esos momentos cotidianos, como darse un baño caliente o lograr una temperatura agradable, Endesa piensa en tu bienestar y el de nuestro entorno.
Te invitamos a que conozcas mejor las diferentes maneras de obtener servicios y energía junto a nosotros. Súmate a nuevas maneras de hacer las cosas y vayamos hacia un mundo más sostenible.
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