Muchas personas sueñan con visitar la Torre Eiffel, no solo por encontrarse en una de las ciudades más románticas y bonitas de Europa, sino también por conocer de cerca el sistema de construcción que la hizo tan famosa. El arquitecto francés Gustave Eiffel fue su creador. Y lo que mucha gente desconoce es que en España tenemos dos herederas de este sistema: las torres de la bahía de Cádiz, también conocidas como “Las Torres de la Luz”.
Actualmente, el paisaje de la Bahía de Cádiz no se entendería igual sin estas dos torres eléctricas que presiden sus orillas desde 1961. Las gemelas son consideradas un icono de la arquitectura y la ingeniería del siglo XX gracias a su configuración y su altura, ya que son unas de las torres eléctricas más altas del mundo.
Una en Puntales (Cádiz) y la otra en Matagorda (Puerto Real), separadas por algo más de un kilómetro y medio de distancia, soportan dos líneas eléctricas de 132 kilovoltios que alimentan energéticamente a toda la ciudad andaluza. Una solución de ingeniería para salvar el estrecho de Puntales, idea del ingeniero italiano, Alberto Toscano.
¿Por qué las Torres de la Luz son tan especiales?
La construcción de las torres tiene una estrecha relación con la Central Térmica de Cádiz, ya que se diseñaron para evacuar en la subestación de Puerto Real la energía que se producía en esta instalación. Tras barajar múltiples opciones, se decidió atravesar la bahía con una línea eléctrica cuya condición indispensable era que la altura mínima de sus cables fuese de 50 metros sobre el nivel del mar.
Para ello, se diseñaron dos torres idénticas de 150 metros desde el suelo. Una obra de ingeniería cuya construcción duró alrededor de 3 años. Alberto Toscano y Remo Scalla tuvieron que idear un sistema de amarre de hormigón armado que soportase el tiro de los seis cables. En total, 14.928 metros unen las dos orillas Puerto Real – Cádiz. Aunque en la actualidad dan suministro eléctrico a la ciudad, la finalidad de su construcción era soportar la línea que evacuaba la energía que se generaba en la Central Térmica de Cádiz y repartirla por toda la provincia.
Cada uno de estos seis cables pasan por dos estructuras llamadas pórticos (uno en cada lado de la bahía) que sirven para tensarlos y que las torres siempre se mantengan en una correcta posición.
Sustituir 14 mil metros de cable a 150 metros de altura
En 1981 realizamos la sustitución de todo el cableado conductor por otro con un diseño especial que ha permitido el buen funcionamiento hasta el día de hoy. Al mismo tiempo, instalamos amortiguadores stock-bridge de última generación, que se han ido sustituyendo de forma periódica para proteger al cable de las grandes vibraciones por su exposición a las condiciones climáticas que se producen en la bahía.
Como responsables de estas infraestructuras, todos los años realizamos su mantenimiento y revisión. A estos trabajos rutinarios se suma que, cada 40 años, el cableado debe sustituirse ya que se considera que llega el final de su vida útil.
En 2022 se cumplió esta etapa y, por este motivo, pusimos en marcha los trabajos de sustitución de 14.928 metros de cableado. Una operación de gran complejidad técnica que contó con una inversión de 700.000 euros, un equipo humano de 30 técnicos especializados de la empresa AMETEL y la colaboración de la Autoridad Portuaria.
Dada su complejidad, dividimos los trabajos en dos fases: una por cada uno de los circuitos. Así, mientras sustituíamos los tres cables de un circuito, el otro seguía funcionando y garantizando el suministro eléctrico a Cádiz.
Los pórticos son clave en todo este sistema. Por ello, los usamos para instalar la maquinaria que nos permitió sustituir el cableado. Una maquinaria que contó con unos anclajes de 8,5 toneladas que resistieron la gran tensión que ejercen los cables.
En lo más alto de las torres, a 150 metros de altura, colocamos las poleas, en lugar de los aisladores, por donde transcurrió tanto el cable antiguo como el nuevo. Una vez colocados todos los elementos, comenzamos a bajar el cable antiguo desde 50 metros a 15 metros sobre el mar.
Cada vez que realizamos esta acción que duraba alrededor de 8 horas, cortamos el tráfico marítimo en la bahía. Una vez finalizado este proceso, procedimos a colocar el cable nuevo y, seguidamente, los aisladores y amortiguadores. Todos ellos de fabricación española.
El nuevo cableado, formado por una aleación especial creada por Trefinasa, ya se encuentra en funcionamiento. Mientras que el cableado antiguo servirá como estudio de universidades de ingeniería donde estas famosas torres, su construcción y su funcionamiento siguen siendo todo un icono arquitectónico.