{{article.title}}
El mejor legado posible: el trabajo, el futuro


Hay casi siempre un denominador común cuando uno profundiza en las historias vinculadas a la transición energética en la que nos hemos sumergido: el vínculo entre el pasado, el presente y el futuro se encuentra en las personas. Una colección inabarcable de trabajadores anónimos que llevan el sector energético en el ADN, que han vivido desde su infancia con el particular universo de generar, distribuir y comercializar energía eléctrica en el primer plano. Y son testigos de excepción de los cambios que plantean los nuevos tiempos y la producción a través de renovables.
Pero, sobre todo, son, gracias al trabajo en una misma compañía, depositarios de una herencia colectiva y familiar, de un nexo entre generaciones y generaciones de la misma estirpe. Ellos han recibido un legado singular, quizás el mejor posible: el trabajo. Y estos son algunos de los relatos que han marcado sus vidas.


- Recuerdo la primera vez que visité la central térmica (Andorra, Teruel). Era aún una niña y cuando entré en la sala de control me impactó mucho ver todas las luces que había y en ese momento pensé: ¡qué trabajo más chulo tiene mi padre!
Sonia Bielsa, que ahora es supervisora de mantenimiento de parques eólicos, representa a la cuarta generación de su familia que trabaja en Endesa. Su bisabuelo empezó en las minas de carbón y ella es la primera que ha dado el salto las renovables.
- He nacido y he crecido en Andorra y ahora mismo vivo aquí con mi familia. He estudiado en Zaragoza Ingeniería Técnica en Diseño Industrial. El primer año de carrera hice las prácticas en Endesa, en la central térmica de Andorra, en la oficina técnica, y cuatro años después ya empecé a trabajar como subjefe de turno (el mismo puesto que su padre) en el departamento de operación, que es donde llevábamos la supervisión y el control de toda la central. En julio de 2019 mi vida cambia, cuando una puerta se cierra, otra se abre y con el cierre de la central tengo la suerte de entrar a trabajar como supervisora de Operación y Mantenimiento en los nuevos parques eólicos.
El caso de Sonia es similar al de Manuel Ortiz. Su padre (también Manuel) llegó a Andorra cuando tenía 7 años y acabó trabajando 32 años en la mina. El abuelo de Manuel dejó Priego de Córdoba para participar en la construcción de la vía del ferrocarril que unía la cuenca minera con Escatrón (Zaragoza), donde se ubicaba la central térmica de referencia en la zona hasta que se construyó la de Andorra.
- Con 8 años ya había visitado la mina y siempre decía que de mayor quería ser cazador y minero como mi padre.
Después de formarse y comenzar su carrera profesional en una compañía auxiliar Manuel acabó en la central. Con el cierre de la instalación también ha pasado a participar en el impulso de proyectos renovables en ese mismo entorno como la construcción del parque fotovoltáico Sedéis V.


En la otra esquina de la Península Ibérica, en As Pontes (A Coruña), a 900 kilómetros y nueve horas de viaje por carretera de Andorra, Víctor Gómez consume su turno de noche por el interior de la central térmica de carbón que su padre ayudó a levantar en la década de los 70. Originario de Silván, en León, Elicio se desplazó hasta Galicia para participar en la construcción, a través de una empresa contratista, de uno de los emblemas de la producción de energía a nivel nacional. Más tarde, ingresó en Endesa para trabajar en la que fue la mayor mina de carbón a cielo abierto de España.
—Trabajaba como eléctrico en la excavadora número 14 y desde pequeño una gran parte de las conversaciones ya giraban en torno al trabajo… él siempre me animó a que enfocase mi vida laboral a este sector.
Víctor es ingeniero técnico industrial y sus primeras prácticas fueron en la central, en el departamento de instrumentación electrónica. Esa experiencia iniciática reforzó su idea de intentar entrar en la compañía. Arrancó en una auxiliar que se encargaba del mantenimiento de las telecomunicaciones y desde allí se pudo hacer una foto global de todo lo que abarcaba Endesa en la zona: desde las instalaciones más evidentes, como la central, el ciclo combinado o los parques eólicos, hasta otras que pasan más desapercibidas como la terminal portuaria de Ferrol o las estaciones de medición de parámetros medioambientales.
—Salieron plazas en la central y finalmente conseguí entrar en la plantilla.
Coincidió con su padre unos meses antes de que este se jubilase y pasase a dedicar todo su tiempo a la familia, a los viajes y a visitar su pueblo natal, donde tiene una finca con frutales que cuida a menudo. Pero cuando está en As Pontes y puede disfrutar de sus nietos siempre les recuerda cómo, bajo esa enorme lámina de agua que hoy es el lago, era parte del equipo de la excavadora número 14.


El puntero sobre el mapa vuelve a mirar hacia el este. Nos aproximamos al pirineo catalán. A un enclave único en la antesala de las montañas que marcan el camino a Europa. En la central hidroeléctrica de Camarasa, su responsable, Marc Miret Olives, también ha recogido el testigo de su padre, abuelo y bisabuelo. Es un caso algo diferente a los anteriores, porque en esta ocasión la transmisión de ese patrimonio inmaterial que es tener la puerta abierta hacia un desarrollo laboral no ha implicado un cambio de tecnología, de explorar la producción con nuevas fuentes de energía. La continuidad es, si cabe, más acentuada al no haber un cambio de negocio.
- Él es ingeniero de telecomunicaciones y trabajaba en una empresa del sector, tenía su puesto y seguramente, un largo recorrido profesional. Pero yo le animé a que probase en Endesa y que, si no le gustaba, siempre estaba a tiempo de renunciar.
Quien habla es Miquel Miret Montané, el padre de Marc, que acumuló más de cuatro décadas entre los muros de una instalación ideada para alimentar el cordón industrial de Barcelona, para respaldar la explosión económica de uno de los grandes pulmones empresariales del país.
- La central siempre ha estado presente en mi vida. Desde pequeñito recuerdo a mi padre descolgando el teléfono cuando lo llamaban porque había alguna incidencia y la central ahora se ha convertido en una oportunidad para volver a mi lugar de origen, para volver a casa.
Contenido relacionado
El legado que seremos
El legado que seremos es un reflejo de la transición energética justa en España a través de sus protagonistas.
Se trata de un proyecto patrocinado por Endesa creado e impulsado por el fotógrafo documental Álvaro Ybarra Zavala. Álvaro está siendo testigo de nuestro proceso de cambio, contando a través de sus fotografías las historias de las personas verdaderas protagonistas de este cambio.