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Camarasa
Nada está fuera de lugar en la central hidroeléctrica de Camarasa. Eres consciente de ello cuando entras en la sala de control y contemplas el panel con el que se operaba originariamente, como si necesitasen dejar allí una prueba de que la ingeniería de precisión, la pasión por el trabajo bien hecho y el orden se han ido transmitiendo en el pueblo durante más de cien años. Primero bajo el impulso de Riegos y Fuerza del Ebro S.A., la empresa que levantó la Barcelona Traction Light & Power Company para electrificar el cinturón industrial de la capital catalana; más tarde dentro de los activos de Fecsa; y, desde finales de los noventa, como parte de Endesa.
En un modesto y funcional office de la primera planta se inicia una conversación sobre el pasado y el presente de esta instalación y su importancia en el entorno. La luz anestesiada de la mañana entra por una ventana desde la que se puede intuir el desfiladero montañoso que encierra a la central, justo en la confluencia de los ríos Segre y Noguera Pallaresa. Pero el cristal no ofrece una imagen de la imponente presa -con 92 metros llegó a ser la más alta de Europa- que crece a su lado y que consigue que el complejo no se disipe en la inmensidad del paisaje pirenaico.
En la cabecera de la mesa se sienta Marc Miret Olives. Cerca de la grabadora a la que hace bastante tiempo que ya no presta atención. Marc es ingeniero de Telecomunicaciones y es el responsable de la central. Representa la cuarta generación de la familia que trabaja en ella. En la mesa también se encuentra su padre, Miquel Miret Montané, que se ha jubilado después de acumular más de cuatro décadas entre estas paredes. Todavía huele a café.
─ Todo ha cambiado mucho desde que entré como aprendiz aquí con 16 años. En primer lugar ─ explica Miquel─ , la cantidad de agua. El que no se crea el cambio climático que se lo haga mirar. Esta central empezaba a turbinar a toda potencia (dispone de 52 MW repartidos en cuatro grupos) en enero o febrero y no se paraba hasta junio. ¡Los descargos para limpiar las escobillas se hacían en domingo!
─ Ahora ─apunta Marc─ nuestra producción depende casi en exclusiva de la gestión del agua río abajo y de los usos que tenga. Aquí se utiliza principalmente para el agua de los riegos para cultivos, así que en función de su demanda, nosotros turbinamos. Si estamos dentro de las cotas de explotación que tiene fijadas el embalse y se han cubierto las necesidades principales a las que antes me refería, podemos ya entrar en mercado. Evidentemente, cuanto mejor año hídrico tengas, más fácil va a ser atender a todos los frentes. Es el cambio de un modelo productivo en el que lo único que se perseguía era la explotación del recurso a otro en el que se prioriza la gestión de un bien común y cada vez más escaso.
─ Es que antes de que llegasen las térmicas, hasta la frecuencia de la red se regulaba con este tipo de centrales y eso suponía tener picos de carga en apenas unos minutos y no se avisaba a nadie─ , concluye Miquel.
Antonio Trepat Solana entró en la central poco después de Miquel Miret y todavía sigue en activo. Está sentado junto a la ventana y la claridad moldea su inabarcable barba blanca que acaricia a menudo con un gesto casi inconsciente. Y a un palmo tiene a su hijo, Ramón Trepat Serra, al que le acaba de llegar su primera oportunidad en Endesa con un contrato temporal. Miquel Puig Alcobé es otro de los técnicos que se encargan hoy de que la operación y el mantenimiento de las centrales del Ebro sigan en orden. Su padre trabajó en la central hidroeléctrica de Camarasa y se prejubiló cuando se empezó a asentar el nuevo modelo de organización laboral en el que el control es en remoto y los técnicos ya no están fijos en una instalación, sino que se desplazan en función de las necesidades. Todos son de Camarasa.
─ Aquí hacíamos todo. Éramos 40 personas de plantilla. Se hacían los cojinetes y los rodetes fundiendo el metal, pero también había electricistas, operadores de cuadro, carpinteros, albañiles, pintores, jardineros… ─, señala Antonio.
─ Desde que trabajo aquí he aprendido a valorar lo que mi padre ha hecho por mí─ , dice Ramón.
Con los cambios de modelos productivos en el sector energético, la entrada de la tecnología, la operación en remoto y plantillas adaptadas a las nuevas necesidades se fue aligerando la identificación del pueblo con la central.
─ Si le preguntases a un chico de 9 o 10 años por ella, estoy convencido de que no sabría decirte ─incide Miquel Miret─. En otra época era impensable. En la nuestra no había ni barreras. La gente del pueblo subía hasta aquí… aparecía un jubilado de la empresa con su familia y los llevaba por dentro y se ponía a saludarnos [todos sonríen por lo inverosímil que resulta la escena trasladada al presente]…
Una exposición, Camarasa 1917-1923 Temps d’avenços tecnològics i lluita obrera, comisionada por la historiadora Dolors Domingo, puesta en marcha por Endesa y el Ayuntamiento de Camarasa en el marco del centenario de la presa refrescó el vínculo. En la muestra se explica, entre otras cuestiones, el relevante papel que tuvieron los trabajadores que construyeron la presa para conseguir, entre otros derechos laborales, la jornada de ocho horas. En aquel punto brotó el germen de una de las reivindicaciones obreras más importantes de la historia de España, la huelga de La Canadiense (el nombre popular por el que se conocía a la Barcelona Traction Light & Power Company).
─ Notamos ─recalca Marc─ , sobre todo en redes sociales, que mucha gente del pueblo compartía el contenido de la exposición y explicaban que les había sorprendido la relevancia histórica que había tenido la central de Camarasa. Para ellos era algo desconocido y comenzó a ser de nuevo un motivo de orgullo.
Ese estrecho lazo que se había ido sosteniendo cada vez en un núcleo más reducido de familias, ha vuelto a la comunidad.
Suena la alarma del móvil. El tiempo se agota. Bajamos las escaleras empinadas hasta la nave principal y nos despedimos. Ponemos el coche en marcha, cruzamos el río y salimos por la carretera C-13 hacia Lleida. A los pocos kilómetros, el camino deja de zigzaguear y el horizonte se aplana. El Segre viaja en paralelo cada vez más afilado. A los lados, miles de hectáreas salpicadas por perales, manzanos y melocotoneros que beben el agua que turbina Camarasa. El ciclo se cierra.
Marc Miret Olives
Responsable de la central hidroeléctrica de Camarasa, Cataluña.
Miquel Miret Montané
Exempleado jubilado de la central hidroeléctrica de Camarasa, Cataluña.
Antonio Trepat Solana, Ramón Trepat Serra y Miquel Puig Alcobé
Técnicos de operación y mantenimiento de la central hidroeléctrica de Camarasa, Cataluña.
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