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Objetivo Eume: recuperar los bancos marisqueiros
La embarcación se va cargando poco a poco. Está abarloada a un pequeño pantalán de servicio que hay frente al edificio de la Cofradía de Pescadores de Pontedeume, una singular localidad en la provincia de A Coruña que vive al borde del mar. El equipo de trabajo de la Universidad de Santiago (USC), bajo la coordinación de Xosé Lois Otero, va metiendo en la planeadora de unos seis metros de eslora todo el material para llevar a cabo una recogida de muestras. En la popa, con el motor fueraborda encendido, espera Valentín Riveiro, biólogo de la cofradía y quien debe guiar a los investigadores por los secretos de uno de los mejores bancos marisqueros del norte de Galicia. El agua está en calma. Sin ni siquiera una ligera brisa que la agite. Refleja como un espejo la luz gris del cielo encapotado.


Los mariscadores dieron la voz de alarma. La productividad del estuario que se forma en la desembocadura del río Eume no ha parado de caer. Era una zona privilegiada para la extracción de almeja fina, babosa y japónica, y berberecho. Pero ahora muchos mariscadores de a pie prefieren centrarse en coger kilos y kilos de una especie invasora de ostra que no para de colonizar la zona. No se paga demasiado bien, pero hay tanta cantidad y su extracción no está tan limitada que es rentable dedicarse a ella.


Una de las llamadas que hizo el patrón mayor de la cofradía, Santiago Salgado, para tratar de recabar ayuda para paliar este problema fue a Endesa. Aguas arriba, después de superar la Fragas do Eume, uno de los bosques atlánticos mejor conservados de Europa, se encuentra la central hidroeléctrica del Eume. Fue construida a tres kilómetros de una presa de 101 metros de altura sobre cimientos y 225.000 metros cúbicos de hormigón. Dispone de una potencia instalada de 54 MW y, gracias a las abundantes precipitaciones que registra esta cuenca, una alta productividad.
La llamada llegó al director de la Unidad de Producción Hidráulica Noroeste de Endesa, José Antonio Galván, que, por su cargo, es el máximo responsable de la central. Después de varias conversaciones, Galván explicó a la cofradía de pescadores cuál creía Endesa que podría ser su papel en este asunto, asumiendo el compromiso que desde siempre se ha tenido con un territorio en el que lleva mucho tiempo operando.
─Nos sentimos ─destaca─ solidarios con un colectivo al que estamos unidos por el entorno y por muchos años de convivencia.


Y no querían que fuese una acción cualquier de responsabilidad social corporativa. Querían llegar a la raíz del problema, que tuviese impacto en el futuro. Por eso, convencieron a la cofradía para recurrir a la USC y montar un proyecto de investigación pionero en Galicia.
─Queríamos trabajar con rigor y con aval científico.
Finalmente se firmó un acuerdo de colaboración para analizar en profundizar las causas del deterioro de los bancos marisqueros del Eume. La iniciativa persigue abordar la problemática desde todas sus aristas: calidad del agua, de los sedimentos, cambios en la morfología del estuario, etc… El estudio incluye la recogida de más de 60 muestras a lo largo de toda la desembocadura del río. Unas muestras que luego se diseccionarán en la Estación de Bioloxía Mariña de A Graña, en Ferrol.
Valentín pide que le suelten el cabo que fija la embarcación a tierra y engrana la marcha atrás del motor. Está todo listo. Como si sucediese a cámara lenta, la planeadora se libera de la línea de costa y se mete suavemente en el intenso flujo que lleva el agua dulce hasta encontrarse con el Atlántico. A los pocos metros, después de pasar el puente del tren, Valentín echa el rizón y apaga el fueraborda. El GPS indica que están pegados a uno de los puntos de control. Los buceadores ajustan el equipo. Se ponen las aletas, se llevan el regulador a la boca y se dejan caer hacia atrás desde un costado. Hay poca profundidad. El fondo es arenoso y, entre la densidad de las burbujas que liberan, se intuye cómo clavan el tubo de PVC que debe recoger la muestra de sedimento.
Después de repetir la operación en una decena de sitios, la embarcación regresa al muelle. Guillermo Díaz, uno de los responsables del proyecto por parte de la USC, guarda las muestras en su coche para llevarlas a unos 20 kilómetros de distancia, al lugar donde cada día examina la calidad de los ecosistemas con un equilibrio tan frágil como este, a la Estación de Bioloxía Mariña de A Graña. Allí, se extraerá toda la información de la muestra para empezar a componer un rompecabezas que arroje algo de luz a la notable caída en la productividad de los bancos marisqueros.


─ Nunca se ha hecho un estudio tan completo y servirá como referencia a nivel gallego porque el descenso en la productividad de los bancos es algo que está ocurriendo de forma generalizada─, explica Xosé Lois Otero, que coordina la investigación. Lo más lógico ─continúa─ es que las causas del problema sean múltiples. El estudio permitirá determinar la calidad del sistema actual, las variaciones que experimenta a lo largo de las cuatro estaciones y los cambios producidos en los últimos 200 años. Los análisis que se venían realizando para abordar estas alteraciones en el crecimiento de los bivalvos se centraban en los parámetros químicos del agua y los posibles parásitos o microorganismos que afectan al marisco, pero cuando es algo tan sostenido en el tiempo, es que tiene que haber algo más. Por eso, queremos analizar el sedimento. Lo que nos diga será trascendental.


Entre los microscopios y las mesas del laboratorio emerge otro factor de peso a este problema: el cambio climático. El incremento de la temperatura a nivel global puede estar también detrás de este fenómeno. Dentro de aproximadamente un año, cuando los técnicos de la USC concluyan su trabajo, tendremos la respuesta.
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