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982 kilómetros nos separan
Las miradas, la concentración y los sonidos son los mismos a 982 kilómetros de distancia. Cambia el clima, unos trabajan con más días de sol que otros, pero al final quizá sufren menos el calor. La “banda sonora” tiene como base el mismo ritmo, sonido de sopletes, martillos, destornilladores eléctricos, el ruido de las pisadas, aunque la melodía final se endulza con el vaivén del mar en un lado, y el viento y silbar de las ramas de los árboles en otro.
Pero estamos ante una banda, tenemos muchas voces, variedad de acentos, desde el andaluz con deje "almeriense", hasta el castellano con acento del Bierzo, pero todos hablan un lenguaje común, comentan ese tornillo que no salía, ese hallazgo de un trocito de una parte de pared que recuerda haber arreglado un día, esa anécdota de lo que vivió en ese mismo lugar que poco a poco está desapareciendo, como piezas de un puzle que se va desmontando.
Estamos en Carboneras (Almería), en la central térmica de Litoral, en pleno proceso de desmantelamiento. Su icónica chimenea ya no está, sus piezas están viviendo una segunda vida, revalorizándose como residuos, o siendo donadas a otras estructuras como universidades, museos, bomberos … un segundo hogar para elementos que en su día hicieron posible funcionar esta central que fue todo un emblema al ser la primera en aplicar importantes medidas de reducción de emisiones.
A 982 kilómetros está en Cubillos del Sil (León), la central térmica de Compostilla en la que se puede decir que dio origen Endesa. En un enclave único que vivió durante muchas décadas del carbón, se ve ahora ese paso hacia el futuro. La central térmica de Compostilla poco a poco se desprende de su pasado, sus piezas también están viajando por toda la geografía. Museos, universidades y diferentes entidades acogen ahora parte del corazón de esta central, para recordar y para seguir utilizando aparatos y elementos que siguen operativos.
A las dos centrales térmicas les separan 982 kilómetros de distancia, pero les une esta parte final de su historia, están en pleno proceso de desmantelamiento. Los más de 400 rostros que trabajan en estos procesos actualmente son en una media del 70% de estas zonas, muchos de ellos incluso trabajaron en las centrales cuando estaban operativas. Desarrollan su trabajo bajo estrictas medidas de seguridad, y lo llevan a cabo no solo como los grandes profesionales que son, sino con un ingrediente añadido, un respeto absoluto por cada pieza que se va desprendiendo que formó parte de la historia energética de nuestro país, de su propia historia.
Central térmica de Litoral
La Central Térmica Litoral fue construida en 1979 por lo que ha estado más de cuatro décadas operativa. Una vez que Endesa desconectó la central en 2021 inició su proceso de desmantelamiento. La central se ubicaba en 1.788.547 metros cuadrados de terreno. La instalación estaba compuesta por dos grupos de generación que sumaban 1.159 megavatios de potencia. Cada uno de estos grupos estaba formado por caldera, turbina y alternador como equipos fundamentales.
Central Térmica de Compostilla
En junio de 2020 la central térmica dejó oficialmente de estar operativa, solo disponía de tres grupos, cuya potencia sumaba 1.051,7 megavatios (MW), que habían entrado en funcionamiento entre 1972 y 1985. Otros dos grupos más antiguos ya se encontraban en proceso de desmontaje, después de permanecer en servicio desde comienzos de los años 60. Las instalaciones ocupan unas 375 hectáreas. El objetivo es completar su desmantelamiento a finales de 2025.
Es hora de ir a casa, la jornada laboral ha terminado, el silencio inunda las dos centrales, en una con el sonido de las olas de fondo, en otra la otra del viento que anuncia una noche fresca de verano. 982 kilómetros de separación que se unen.