Verlo siempre en Español
Verlo siempre en Español
El calor que notamos cuando el sol nos toca la piel es uno de los tantos ejemplos de energía radiante.
Esta energía viaja en forma de ondas electromagnéticas, como la luz visible, los rayos infrarrojos y los ultravioleta.
Lo mismo ocurre si estamos enfrente de una estufa o al dar la luz. También está presente en fenómenos menos visibles, como las ondas de radio o el wifi.
Por tanto, la energía del sol se transmite a través del espacio sin necesidad de contacto directo ni de un medio material.
El concepto de energía radiante tiene sus raíces en la física del siglo XIX. El término procede del latín radius, que significa “rayo”, y hace referencia a la manera en que la energía se propaga en forma de rayos u ondas.
Fue utilizado por primera vez en 1890 por el físico estadounidense Nikola Tesla para describir la energía emitida en forma de radiación electromagnética, aunque la base teórica se consolidó gracias a los estudios de James Clerk Maxwell unas décadas antes, cuando formuló sus célebres ecuaciones del electromagnetismo (1865).
En esencia, la energía radiante es la que viaja en forma de ondas electromagnéticas, un fenómeno que no necesita aire ni superficies para propagarse, pues puede hacerlo incluso en el vacío.
El sol, por ejemplo, nos envía su energía en forma de radiación electromagnética, que luego se transforma en calor o luz al llegar a la Tierra.
Aunque se usen a veces como sinónimos, energía radiante y radiación no son lo mismo.
Una metáfora sencilla ayuda: la radiación puede equipararse a un camión en movimiento, mientras que la energía radiante es la mercancía de dentro.
Lo mismo ocurre con el sol: emite radiación en muchas longitudes de onda (ultravioleta, visible, infrarroja), y la energía radiante es la que se aprovecha en la fotosíntesis, como sucede en paneles solares o en nuestro propio cuerpo como sensación de calor.
Entender esta diferencia es clave porque la radiación puede darse sin que llegue a transformarse en energía aprovechable (por ejemplo, parte de la radiación solar se refleja en la atmósfera), mientras que la energía radiante es aquello que impacta en nuestro entorno y puede usarse o sentirse.
La energía radiante se mide en julios (J), la unidad estándar en el Sistema Internacional. Cuando se quiere expresar la cantidad de energía que llega a una superficie en un tiempo determinado, se utilizan unidades como los vatios por metro cuadrado (W/m²).
La energía radiante es fundamental en tres ámbitos. En primer lugar, en el biológico, sin ella no existiría la fotosíntesis: las plantas transforman la radiación solar en energía química, base de toda la cadena alimentaria.
En segundo lugar, en el tecnológico, ya que gracias a ella funcionan las telecomunicaciones, la radio, la televisión, los mandos a distancia o el wifi que usamos a diario.
Y, por último, en el energético, porque a través de paneles solares fotovoltaicos y térmicos podemos aprovechar la radiación solar para producir electricidad limpia y calor de forma sostenible.
La energía radiante es invisible, pero nos acompaña a cada paso: en la luz, en el calor, en la comunicación y en la producción de energía. Comprenderla es darnos cuenta de que está en cada rayo de sol, en cada bombilla y en cada conexión inalámbrica.
No. La energía solar es un tipo de energía radiante: la que emite el sol. Pero la energía radiante también incluye otros tipos como rayos X, microondas o infrarrojos.
Depende. La luz visible o la radiación infrarroja no suponen un riesgo en condiciones normales, pero una exposición excesiva a rayos ultravioleta, rayos X o radiación gamma sí puede ser peligrosa para la salud.
La energía radiante viaja en forma de ondas electromagnéticas, mientras que la energía térmica se refiere al calor contenido en un cuerpo. Cuando el sol calienta tu piel, primero llega como energía radiante y luego se convierte en energía térmica.
No. Gran parte se refleja o se dispersa en la atmósfera. Pero gracias a tecnologías como los paneles solares podemos captar cada vez más y hacerlo de manera más eficiente.