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Uno de los mayores desafíos para el desarrollo de la humanidad es lograr el acceso global a internet. Algo tan trivial en algunos núcleos urbanos se convierte en una barrera para el desarrollo socio económico de muchos territorios, incluso continentes. Ante el objetivo, aparentemente utópico, de alcanzar la accesibilidad universal a la red los expertos han hallado un aliado: la energía solar.
Estamos acostumbrados a permanecer conectados a internet desde cualquier lugar y dispositivo, sin embargo, es un hábito al que solo tiene acceso un 49,2% de la población mundial, según un estudio de Naciones Unidas. A esta ajustada tasa de desarrollo hay que añadirle la desigualdad entre territorios. Mientras un 80% de Europa está en línea, solo un 20% de África lo está.
Ante el evidente poder de internet para contribuir en el desarrollo tecnológico, social y económico del planeta, los expertos (encabezados por las grandes tecnológicas) están poniendo a prueba sus proyectos para que la red llegue a cualquier rincón de la tierra. Iniciativas que, al fin y al cabo, necesitan de energía que las haga funcionar y es en este punto en el que la energía solar se antoja la solución más sostenible.
Puede que para muchos Facebook solo sea una red social pero, en 2015, según un estudio del medio de comunicación Quartz, para más de la mitad de la población de India, Nigeria o Indonesia «Facebook equivalía a internet». No es tan descabellado que poco después la compañía inaugurase el ambicioso Proyecto Aquila para llevar internet a zonas poco accesibles.
Esta iniciativa se basaba en el uso de un dron no tripulado alimentado con energía solar para planear durante meses en círculos mientras transmitía internet. Esta solución permitía que el aparato operase con total autonomía ya que generaba su propia energía de una manera limpia y económica.
Sin embargo, el proyecto de la empresa de Mark Zuckerberg no terminó de levantar el vuelo y se canceló tras problemas técnicos con el aterrizaje del dron. Algo que, lejos de frenar su objetivo de un internet globalizado, le ha hecho plantear una nueva alternativa junto a un socio con una dilatada experiencia: Airbus. Y parece que el esfuerzo de ambos ya está dando sus frutos en Australia.
Al igual que Facebook otras empresas se han sumado al reto de hallar una fórmula para que la cobertura a internet sea total en todo el planeta. Sin salirse del guión y casi en la misma línea la compañía de telecomunicaciones japonesa SoftBank ha unido fuerzas con AeroVironment, una compañía norteamericana del sector aeroespacial. En este caso, además de desarrollar su propio dron solar no tripulado, cuentan con un acuerdo inicial de apoyo de la NASA.
Pero hay un elemento que se ha fijado como esencial en lo referente a la fuente energética que nutre a los prototipos: la energía solar. El Proyecto Loon de Google, más allá de drones, utiliza globos de helio situados en la estratosfera para ofrecer acceso a internet desde zonas remotas. El equipo está dotado con paneles solares que le dan energía durante el día, además de acumularla en una batería para las operaciones nocturnas.
No es algo casual que la mayoría de soluciones encuentren en el sol a uno de sus grandes aliados. A la altura en la que se mueven los prototipos la aparición de nubes es nula por lo que se aprovecha el mayor tiempo la incidencia de los rayos del sol. Además, se incorporan baterías que permiten acumular la suficiente energía para los periodos nocturnos. Todo ello permite que estos dispositivos extiendan su periodo de actividad en el aire.
Aún en desarrollo, este escenario ha logrado generar altas expectativas pero queda un largo camino por recorrer. Los ensayos prometen ser intensos y, sobre todo, largos. Se prevé que Google empiece de inmediato las pruebas comerciales en Kenia y se expanda a más territorios. El resto de proyectos, según los resultados, se lanzarían a medio plazo.
*Imagen principal de NASA