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La constelación de empresas emergentes ayuda, y mucho, en la nueva filosofía de trabajo colaborativo que se está creando en Portugal. Tanto en Lisboa como en Oporto vemos cada día más ejemplos de oficinas de coworking que han llegado para quedarse.
Por Julia Llata Lavin
Compartir, colaborar, estar en red y conectados son tendencias crecientes en Portugal. En el país luso, el coworking es una realidad cada vez más extendida: es la tendencia para las nuevas generaciones de profesionales que aprovechan la oleada de las startups que apuestan por territorio portugués. La constelación de empresas emergentes ayuda, y mucho, en la nueva filosofía de trabajo colaborativo. Tanto en Lisboa como en Oporto vemos cada día más ejemplos de oficinas de coworking que han llegado para quedarse.
El coworking tiene vertientes muy variadas (empresariales, emprendedores en fase de arranque de su proyecto, artistas, creativos, etc). Sabemos que desdibuja el espacio de trabajo considerado tradicional. En el enfoque empresarial, un ejemplo de éxito en Lisboa es Ávila Business Center. Su fundador señala:
“Hay un hecho muy importante a tener en cuenta: el networking que empresas y empresarios realizan en los espacios de coworking. Porque de ahí pueden nacer, y nacen, ideas para nuevos negocios”. Claramente, se pueden valorar y aprovechar las sinergias del trabajo colaborativo.
Son muchas las razones por las que los emprendedores eligen Lisboa como ciudad para desarrollar su actividad, pero para el éxito y la continuidad del ecosistema son necesarias plataformas como Invest Lisboa.
Se trata de la agencia de promoción económica y de captación de inversiones de Lisboa, fundada en 2009, que nace de la asociación entre la Cámara Municipal de Lisboa y la Cámara de Comércio e Indústria Portuguesa con el objetivo de promover y captar inversiones, empresas y talentos para Lisboa.
Lisboa feel the momentum es una película que está siendo divulgada en redes sociales y que pretende explicar a los grandes inversores de todo el mundo los motivos por los que la capital portuguesa debe ser uno de sus focos de atención.
La plataforma Lisboa startup city forma parte de la estrategia de Lisboa para transformar la ciudad en una startup city a escala internacional. Desde 2011, Lisboa comenzó a dinamizar un ecosistema de emprendedores cada vez más activo, federando en red los espacios de incubación, aceleradoras de empresas, FabLabs, espacios de coworking y una fuerte comunidad de business angels e inversores de capital de riesgo.
Según afirma Rohan Silva, el cofundador de la aceleradora de empresas británica Second Home, Lisboa está por delante de París y de Berlín en la selección de muchas empresas que están actualmente en Londres, siendo vista como la capital creativa del continente europeo.
Second Home es un espacio de trabajo compartido y se describe como un acelerador creativo de empresas, promoviendo la colaboración entre sus usuarios y la realización de eventos, como conciertos o conferencias. La expansión de la empresa británica a Lisboa sucedió en 2016, dos años después de abrir el primer espacio en Londres. La idea surgió antes de confirmar que Web Summit se ubicaría en Lisboa. Rohan Silva fue Senior policy adviser del ex-primer ministro británico, David Cameron.
Un concepto muy ligado al coworking y que sirve como ejemplo ilustrativo de los enfoques diversos es el FabLab Lisboa. La ciudad marca la diferencia con este espacio con la rehabilitación y reutilización de localizaciones históricas y/o abandonadas para fines relacionados con los emprendedores y la creatividad.
FabLab es la abreviatura de Fabrication laboratory, ideada por el profesor Neil Gershenfeld, director del Center for Bits and Atoms del Massachussets Institute of Technology, a través de la disciplina How to do (almost) anything.
Un FabLab es un laboratorio de fabricación digital que pretende democratizar el acceso a invenciones personales y colaborativas a través de tecnologías digitales, para crear casi todo.
Se trata de espacios de experimentación en el campo de la producción que se integran dentro de los contextos locales donde se sitúan. Por lo tanto, existe una gran diversidad entre los objetivos, proyectos y realizaciones, modelos de negocio y articulaciones locales según cada FabLab.
El Ayuntamiento de Lisboa pretende con el FabLab Lisboa rehabilitar los espacios abandonados y singulares y darles nueva vida para fomentar la innovación y el emprendimiento. El objetivo de este laboratorio de fabricación es facilitar al ciudadano común el acceso a la innovación y democratizar la creatividad para que no sea un nicho accesible solo para unos pocos.
Nacido en 2013 en el antiguo mercado rehabilitado Forno Do Tijolo y proyectado por el Ayuntamiento de Lisboa, el FabLab Lisboa es un taller de fabricación digital y prototipos para transformar las ideas en realidad. Pertenece a la red de FabLabs internacionales.
Está dotado de equipos industriales, como fresadoras de pequeña y gran dimensión, máquinas de cortar a laser y de vinilo, impresoras 3D, ordenadores y las correspondientes herramientas de programación informática soportadas por software CAD y CAM.
Los proyectos son concebidos en 2D en el ordenador y luego se materializan en 3D en las máquinas, asegurando un aprendizaje basado en la metodología Learn by Doing, es decir, aprender haciendo. Han sido creados más de 400 prototipos en menos de 3 años.
En resumen, en este espacio el ciudadano común podrá estimular la creatividad y ser emprendedor. Dos días por semana los usuarios solo pagan por los materiales que utilizan, mientras que los días restantes podrán utilizar el equipo pagando por hora.
“Actualmente el Ayuntamiento quiere usar edifícios abandonados, en desuso y darles una nueva vida, en el ámbito de las industrias creativas”, indica Bernardo Gaeiras, director ejecutivo del FabLab y del Centro de Innovación de Mouraria.
La idea es dar a cada infraestructura una función especializada y crear una red de espacios complementarios donde cada industria creativa pueda, en el punto de desarrollo en el que esté, ser incluida y beneficiarse de ella.