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En este artículo vamos a estudiar en qué consisten, y cuáles pueden ser algunas de las utilidades del blockchain en el sector de la energía.
¿Qué es blockchain?
Pensemos en la contabilidad de cualquier empresa o negocio. Por regla general se suele llevar un libro mayor, en el cual se anotan las entradas, salidas y saldo en unidades monetarias para cada cuenta. Pues bien, lo que hace blockchain es crear esas cuentas del libro mayor de entradas y salidas para cada usuario y dejarlos registrados de forma fehaciente. Esta creación de registros la hace de manera muy segura.
Una transacción es un registro informático creado por la identificación de dos partes que operan en el sistema blockchain o de bloques. Esa transacción se queda registrada con un sello de tiempo y una verificación pública. Esto sería básicamente un bloque.
¿Cómo funcionan las cadenas de bloques?
Si existen sucesivas transacciones posteriores, se verifican junto con la transacción anterior, con lo cual quedan relacionadas de manera cierta entre sí. Esto básicamente sería una cadena de bloques.
Traduzcamos un poco todo esto con ejemplos. El resultado de una transacción con blockchain o tecnología de cadena de bloques sería un reintegro de unidades monetarias en una de las cuentas de este libro mayor a la vez que un ingreso de dichas unidades en otra cuenta del libro mayor.
Por ejemplo, si la empresa A tiene 100 unidades monetarias en su cuenta, y le paga con blockchain 50 unidades a la empresa B, cuando generan la transacción por blockchain de manera segura el resultado será que B ingresa 50 unidades mientras que la cuenta de A se queda con 50 unidades al haber transferido el resto.
¿En qué se diferencia de un sistema de transferencias ordinario?
Una vez entendido lo anterior, cabe preguntarse en qué se diferencian estas transacciones de las que pueden llevarse a cabo entre cuentas bancarias. Ya que en el ejemplo anterior el banco de A podría comprobar el saldo en cuenta y transferir el importe (si hay unidades suficientes) al banco de B.
Pues bien, la diferencia es radical, ya que con blockchain no son necesarios los bancos ni las cuentas bancarias, ni ninguna otra institución o intermediario. Simplemente la información está almacenada de forma segura en la cadena de bloques.
¿Dónde se aloja la información de blockchain?
Está dispersa en millones de procesadores que forman parte de la comunidad o red blockchain. Mediante un proceso iterativo de cifrado seguro, todas las computadoras se sincronizan cada determinado tiempo. Así, la información de blockchain tiene un altísimo grado de fiabilidad, y resulta prácticamente imposible que se falsifique, ya que ningún pirata informático puede controlar al mismo tiempo millones de computadoras interconectadas para alterar dicha información.
Los propietarios de estas computadoras tienen, a su vez, incentivos para mantenerse en el sistema, ya que se les retribuye por ello (por ejemplo: con minado de bitcoins).
En cuanto al proceso para almacenar bloques, básicamente los computadores de la red van verificando cada transacción utilizando algoritmos de consenso. Solo los bloques validados de esta forma pasan a formar parte de la cadena de bloques, de forma secuencial, cronológica, y añadiendo una función criptográfica en la unión con sus bloques anteriores.
Tres usos distintos para la tecnología blockchain
Los PPA digitales
Un primer caso de uso de la tecnología blockchain es el PPA digital. PPA es el acrónimo de Power Purchase Agreement, en español: acuerdo de compra de energía. El propietario de una planta de generación eléctrica, que suele ser de tecnología renovable, como solar o eólica, acuerda vender la energía que produce a otra empresa que la necesite para su actividad. Actualmente, las mayores compañías del mundo, como por ejemplo Google o Amazon, tienen concertados en su gestión energética los PPA para sus edificios, almacenes u oficinas.
Si las partes contratantes del PPA acuerdan liquidar sus posiciones financieras a lo largo de la vida del PPA a través de blockchain, el comprador de la energía puede programar su cuenta de blockchain para que cada mes el contador de energía facilite a blockchain la información del importe de kilovatios hora consumidos, valorados al precio del contrato, y que automáticamente se transfieran las unidades monetarias necesarias para retribuir esa energía consumida en el mes anterior. Esto facilita enormemente las transacciones y ahorra intermediarios, abaratando costes administrativos.
Incluso, podríamos ir más allá, puesto que este intercambio de transacciones podría ser mensual, diario u horario. Pagar de manera tan rápida debería suponer un incentivo financiero para el productor de electricidad, en base a la liquidez otorgada. Esto probablemente implicaría que esté dispuesto a vender la energía más barata a cambio de dicha liquidez, y se abarataría el suministro para el comprador conectado a blockchain.
Movilidad eléctrica en las ciudades
Un segundo caso de uso es el de la movilidad dentro de las ciudades. Actualmente, ya existen diversas soluciones limpias de movilidad eléctrica ciudadana, como los patinetes eléctricos, motocicletas eléctricas, o coches eléctricos, que repartidos por todos los barrios permiten a sus habitantes poder desplazarse al centro de la ciudad o a cualquier otro punto de forma sencilla.
Si estos medios de movilidad se conectan a una cadena blockchain, los usuarios que tuviesen también el sistema blockchain podrían conectarse vía móvil y utilizar el vehículo, pagando de manera inmediata con transacciones en la cadena de bloques, según la tarifa que correspondiese (por kilómetros, por kilovatios, por zonas de la ciudad, etc.)
Casas energéticamente inteligentes
Un tercer caso de uso podría darse en los hogares, con la posibilidad de obtener un ahorro vía blockchain a cambio de implementar medidas de eficiencia energética en casa. Por ejemplo, un hogar podría acogerse a un programa público de ahorro, y recibir en su cuenta blockchain descuentos sobre la factura de la energía en base a los ahorros logrados.
Por ejemplo, pensemos en un hogar que está conectado a Internet y va facilitando sus consumos de electricidad y gas a un programa público de ahorro. Declara igualmente la implementación de medidas de eficiencia a través de facturas de la instalación, y en los meses posteriores, los datos de consumo se van reduciendo. Su compañía comercializadora de suministros emite una nueva factura por el coste mensual que declara en la red interconectada, y la autoridad pública emite en automático un abono a la cuenta blockchain para compensar parte del coste y para retribuir la eficiencia.
Es solo un pequeño ejemplo, pero este tipo de programas públicos con tecnología automatizada blockchain podrían cambiar radicalmente las políticas públicas de incentivos a la eficiencia y transformación energética.
Andrés Muñoz Barrios
Product Manager en Energía
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