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Aunque estemos poco tiempo en ella, nuestra segunda residencia debería estar siempre a punto para disfrutarla en vacaciones o fines de semana, sin más complicaciones.
Por eso es muy importante tener en cuenta algunos detalles importantes para que este pequeño lujo no se convierta en un gran derroche.
En la costa, en la sierra, en el pueblo… la casa de vacaciones es, en principio, una casa como cualquier otra. Aunque hay diferencias notables en la forma de habitarlas, comenzando por el tiempo que pasamos en ellas.
No es lo mismo una casa de costa a la que se va solo en vacaciones y escapadas cortas (generalmente verano y puentes largos), que una residencia más cercana a la que se acude cada fin de semana.
Nuestra forma de “vivir la casa” es importante pero hay otros factores que también influyen, como su tamaño, si está en zonas climáticamente más expuestas como son cerca del mar o en la montaña, si es un apartamento rodeado de otros pisos o un chalé con varias fachadas y tejado… todo influye en el reto de minimizar el consumo para que sea lo más eficiente posible
Vamos a verlo por pasos.
Calcula la potencia que necesitas
Un error habitual con las casas de vacaciones es el que viene provocado por la idea errónea de que “ya que vamos a estar poco tiempo allí”, y la potencia contratada es un gasto fijo, vamos a contratar una potencia reducida para ahorrarnos unos euros.
El problema viene cuando estamos allí, consumimos electricidad con normalidad y saltan los plomos. Cuando la potencia no da para más, los cortes son realmente incómodos.
¿Cómo podemos evitarlo?
Contratando la potencia necesaria, ni más ni menos.
No es cuestión de sumar la potencia de todos los electrodomésticos porque es muy improbable que los pongamos a funcionar a la vez. Pero si hay que tener en cuenta, por ejemplo, que poner una lavadora y hacer algo de comer en el horno a la vez puede ser frecuente. Y mientras esto sucede, el frigorífico sigue funcionando y la tele está puesta.
Todo suma.
Así, pues, es necesario buscar un punto de equilibrio y, si acaso, tirar ligeramente por lo alto. Es mejor bajar la potencia, que es gratuito, a tener que pedir elevarla que sí tiene un coste económico.
Vamos a ver qué pasa con la parte variable, los kWh que consumimos.
Acierta con la tarifa más conveniente
Otro error habitual es pensar que como estamos poco allí no merece la pena darle muchas vueltas al asunto y nos conformamos con una tarifa estándar cuando es muy probable que, dedicándole solo unos minutos a comparar, encontremos posibilidades de ahorro muy interesantes.
En las segundas residencias tenemos hábitos diferentes y, a menudo, más constantes, claros y diferenciados. Con estancias en la vivienda más cortas y a menudo concentradas en un mismo tramo horario.
Por ejemplo, en una residencia en la costa es habitual ir en verano, pasar la mayor parte del día en el exterior, en la playa o piscina, y hacer vida allí a la noche. Entonces es cuando utilizaremos la climatización y otros electrodomésticos de consumo elevado como las lavadoras o la cocina.
En casos así, tener una tarifa con tramos horarios que abarate el gasto justo cuando hacemos los consumos importantes es muy conveniente.
También tenemos que tener en cuenta que el consumo eléctrico de la segunda vivienda es más predecible, cambia menos en el tiempo. Tendremos meses punta… pero la mayoría son “valle” sin apenas gasto. Esta estabilidad puede hacer interesante estudiar alguna tarifa que sea mucho más que una tarifa plana, como Única de Endesa, con una cuota fija personalizada y sin límite de consumo.
Y ten en cuenta unos sencillos consejos
Aunque las casas de vacaciones están para descansar, es conveniente darles un buen repaso cada cierto tiempo. Solo así te darás cuenta de lo que tienes que retocar, mejorar o, directamente, cambiar para evitar gastos innecesarios.
- Asegúrate de que la casa está bien sellada
Si notas una corriente de aire, busca de donde viene y soluciona de inmediato. Tu billetera te agradecerá que repongas los burletes de las ventanas, que selles los huecos de las cajas de las persianas, alrededor de las tuberías, las cajas de las persianas, las luces empotradas, etc. En una casa bien aislada el calor se queda fuera.
- Usa toldos en verano y cortinas en invierno
Son tus mejores aliados para evitar que el sol y el calor entren en la casa en verano y para que no se escape de ella en invierno.
- Cambia los filtros del aire acondicionado
Los filtros de aire obstruidos o sucios no solo agitan las alergias y empobrecen la calidad del aire, también reducen la eficiencia de los equipos al obligarles a trabajar más.
En una casa habitada se recomienda cambiar los filtros cada tres meses. En una segunda residencia dependerá sobre todo del tiempo que pase ocupada, pero no hay que olvidarse de hacerlo regularmente.
- Cambia las viejas bombillas por iluminación eficiente
Si todavía tienes bombillas incandescentes en tu casa de vacaciones, haz una pequeña inversión y cámbialas por LED u otras luces de bajo consumo. Ahorrarás hasta un 80% de energía en iluminación y las amortizarás sin duda, ya que duran hasta 25 veces más que las incandescentes.
- Actualiza los electrodomésticos
Llevar un refrigerador viejo a la casa de vacaciones (o mantener el que lleva allí toda la vida) no es una buena idea: es el electrodoméstico que más energía consume. Invierte en uno energéticamente eficiente y notarás como baja notablemente tu factura.
- Apaga el termo calentador (y enciéndelo un rato antes de usarlo)
Si solo usas el agua caliente al levantarte o al volver de la playa o la piscina, enciéndelo un rato antes y apágalo después. Podrás ahorrar hasta el 25% de tu consumo eléctrico.
- Y antes de irte, recuerda siempre echar un último vistazo y desenchufar los electrodomésticos. Si no necesitas dejar nada conectado, lo más sencillo es ir al cuadro eléctrico y desconectar la luz del todo.
Así te aseguras un consumo 0.
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