
Si prefieres ver la web siempre en español, haz click aquí.
Si prefieres ver la web siempre en español, haz click aquí.
Es normal que, por muy music lover que seas, no hayas oído hablar de Elyse Weinberg. La protagonista de nuestro artículo de hoy fue una cantautora y guitarrista de finales de los 60 cuya obra se perdió en el tiempo y en el espacio hasta que fue redescubierta a principios del siglo XXI por Andrew Rieger, de la banda Elf Power. Murió el 20 de febrero de 2020 en Ashland, Oregón, tras luchar contra un cáncer de pulmón cuando tenía 74 años. Hoy en Music Lover os vamos a contar su historia.
Pero, ¿cómo se llega a conocer a Elyse Weinberg? Pues muy fácil. Gracias a una de las principales propiedades de la música: la conexión. Corría el año 2005 y Lori Meyers acababa de editar su segundo disco, el maravilloso ‘Hostal Pimodan’. Su sonido clásico, tanto en concepto como en producción fue obra del productor Thom Monahan, responsable de la impecable producción de los discos de Beachwood Sparks, Jonathan Wilson o Vetiver, que desde aquí os recomendamos encarecidamente. Precisamente fueron Vetiver los que, tres años después, en 2008, editaban una deliciosa recopilación de covers de sus bandas favoritas llamadas ‘Thing of the past’. La primera canción, y una de las mejores, se llama ‘Houses’ y al mirar los créditos pudimos leer por primera vez el nombre de Elyse Weinberg.
Quizá 20 años atrás de ese momento habría sido imposible, pero no fue muy difícil en aquel momento, y tras una búsqueda en Internet, encontrar más información sobre la compositora, y por supuesto, el disco donde podíamos encontrar la versión original de ‘Houses’, se llamaba como ella misma ‘Elyse’ y en aquel momento, en España, solo podía escucharse si te lo bajabas de Internet. Hoy esta disponible desde cualquier plataforma de streaming, pero en aquel momento, el hallazgo tenía la misma mágica sorpresa que encontrar una moneda en la playa con un detector de metales.
Pero vamos al principio. En 1968, Weinberg publicó Elyse, un disco de folk-rock psicodélico en lo musical que lideraba una personal voz, dando al conjunto un halo misterioso, mágico y delicado. Nacida el 25 de octubre de 1945 en Chatham, Ontario, Weinberg aprendió a tocar al calor de la influencia de cantautores de corte folk como Phil Ochs, Eric Andersen y Dave Van Ronk. Llegado el momento, sin comerlo ni beberlo, como quien no quiere la cosa, y a una velocidad de vértigo, su nombre pasó a estar al mismo nivel que el de Joni Mitchell, y sus actuaciones pasaron de pequeños garitos en Toronto a formar parte de la escena de L.A. Pero la suerte no acompañó a Elyse. Tras la quiebra de su discográfica todo empezó a desmoronarse y, ante tal panorama, Weinberg decidió borrarse del mapa y vivir una vida más tranquila en Oregón. Incluso cambió su nombre por el de Cori Bishop.
Todo parecía condenado al olvido hasta que el anteriormente mencionado Andrew Rieger encontró una copia del disco en un contenedor que adquirió en una subasta. Embelesado por su contenido reeditó el álbum en 2001 a través del sello Orange Twin Records. Durante un tiempo, esa reedición con poca información en cuanto a créditos fue todo lo que sabíamos de Elyse Weinberg. Poco a poco, y aparte de Vetiver, artistas como Courtney Barnett o Dinosaur Jr sucumbieron a la fuerza rítmica de ‘Houses’, realizando sus propias versiones, devolviendo a la figura de Weinberg a la escena underground.
Algunos años más tarde, en 2015, el sello de Chicago Numero Group encontró y publicó unas grabaciones descartadas de Weinberg grabadas en 1969. Recopiladas bajo el nombre de ‘Greasepaint Smile’, encontramos en ellas acreditados a nada más y nada menos que a Neil Young como guitarrista en ‘Houses’, al cantante y compositor J.D. Souther a la batería, a Kenny Edwards, de Stone Poneys al bajo, y también al guitarrista de la E Street Band y de Crazy Horse, Nils Lofgren. Esta grabación suena mucho más dura y salvaje que el disco Elyse, pero igualmente está comandada por la voz de Weinberg, a veces potente, a veces delicada, siempre con un feeling inigualable. Un disco imprescindible.
Toda esta repentina atención animó a Weinberg a volver a la música, publicando en 2009 con su antiguo nombre el disco ‘In My Own Sweet Time’, un correcto ejercicio de folk y country, aunque quizá tristemente ya fuera de contexto y de tiempo.
La conexión que propicia la música y la pasión por los sonidos perdidos consiguieron hacer justicia con una compositora e intérprete excepcional, sacando a la luz su carrera, para gozo de los amantes del folk sixtie, de las voces femeninas y de las grandes historias. ¿Se puede pedir más? La música puede ser maravillosa.
Si conoces algún ejemplo más, cuéntanoslo en nuestras redes sociales. Estamos en Facebook, Twitter e Instagram. Te escuchamos Music Lover.