Bombona butano o gas natural: ¿qué es mejor para tu hogar?

Diferencias entre el gas butano y el gas natural

Aunque ambos son combustibles fósiles, presentan una serie de diferencias importantes:

Composición y estado

• El gas natural está compuesto principalmente por metano y se suministra en estado gaseoso a través de una red canalizada.
• El butano, derivado del petróleo, se almacena en bombonas en estado líquido y se gasifica al salir del envase.

Distribución

• El gas natural llega por tuberías, lo que garantiza un suministro continuo sin necesidad de almacenamiento.
• El butano requiere la compra y reposición de bombonas, lo que implica una necesidad de espacio y su gestión manual.

Poder calorífico

• El butano tiene un poder calorífico superior (26,2 kWh/Nm³ frente a 10,8 kWh/Nm³ del gas natural), lo que significa que genera más calor por unidad de volumen.

Resistencia al frío

• El gas natural soporta temperaturas de hasta -5°C mientras que el butano puede congelarse a 0°C, afectando su flujo en climas muy fríos.

Comparativa completa: butano vs gas natural

Precio y ahorro

El gas natural suele ser más económico a largo plazo. Su precio regulado ronda los 0,0439€/kWh, frente a los 0,1048€/kWh del butano en tarifa regulada. En mercado libre, la diferencia también es notable: 0,0699€/kWh para gas natural frente a 0,1377€/kWh para butano.

Además, el gas natural ofrece tarifas estables y sin necesidad de comprar bombonas, lo que reduce costes logísticos. El butano puede parecer más accesible para consumos bajos, pero en hogares con calefacción y agua caliente continuas, el gas natural es más rentable.

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Comodidad y disponibilidad

El gas natural gana en comodidad: suministro continuo, sin recambios y sin necesidad de espacio para su almacenamiento.

El butano es ideal para zonas rurales o viviendas sin acceso a la red, ya que no depende de infraestructura canalizada. Sin embargo, implica gestionar bombonas y prever el stock para evitar quedarse sin gas.

Eficiencia y rendimiento

Aunque el butano tiene mayor poder calorífico, el gas natural ofrece una combustión más limpia y estable, con menos emisiones contaminantes. Además, al estar canalizado, no hay pérdidas por transporte ni riesgos asociados al almacenamiento.

En términos prácticos, para calefacción central y usos intensivos, el gas natural es más eficiente por su suministro constante y posibilidad de integrar sistemas avanzados como calderas de condensación.

Seguridad

Ambos gases son seguros si se cumplen las normativas, pero el gas natural presenta ventajas: es más ligero que el aire, por lo que se disipa rápidamente en caso de fuga, reduciendo el riesgo de explosión. El butano, al contrario, es más denso y tiende a acumularse en zonas bajas, lo que aumenta el peligro si hay fugas.

Además, las instalaciones de gas natural suelen incluir sistemas de detección y corte automático, mientras que el butano depende del correcto manejo de las bombonas.

Instalación y mantenimiento

El gas natural requiere conexión a la red y una instalación inicial más costosa, pero se amortiza con el tiempo gracias al ahorro en consumo. Las revisiones son periódicas y siempre deben ser realizadas por profesionales.

En cambio, la instalación de gas butano es sencilla y económica, ideal para segundas residencias o consumos puntuales. Sin embargo, implica manipulación frecuente y revisiones cada 5 años.

Qué es mejor según el tipo de vivienda

Elegir entre gas butano y gas natural no depende solo del precio, la ubicación, el uso y las características de tu hogar son factores clave.

Si tu casa está en una ciudad y utilizas el gas para varios usos, el gas natural es la opción más cómoda y económica. Al estar canalizado, garantiza suministro continuo sin preocuparte por recambios. Además, permite automatizar la calefacción y programar horarios, lo que se traduce en mayor confort y eficiencia. A largo plazo, el ahorro es significativo frente al coste por bombona de butano, especialmente en invierno cuando el consumo aumenta.

En zonas donde no llega la red de gas natural, el butano sigue siendo una solución práctica. Su instalación es sencilla y no requiere obras, lo que lo convierte en la mejor opción para segundas residencias o viviendas con uso esporádico. Solo pagas lo que consumes y puedes almacenar varias bombonas para evitar quedarte sin suministro. Eso sí, implica cierta logística: controlar el stock y gestionar la compra y transporte de las bombonas.

En climas fríos la diferencia es importante, el gas natural soporta mejor las bajas temperaturas, mientras que el butano puede presentar problemas de gasificación cerca de 0°C, afectando el flujo y la presión. Si vives en una zona con inviernos muy fríos, el gas natural ofrece mayor fiabilidad y evita interrupciones en la calefacción. En cambio, el butano puede requerir soluciones adicionales, como mantener las bombonas en espacios protegidos del frío extremo.