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Consejos para realizar una auditoría energética en empresas
Las empresas siempre están en la búsqueda de formas de mejorar su eficiencia operativa y reducir costes, y una de las herramientas más efectivas para lograrlo es la auditoría energética. Este proceso les permite identificar oportunidades para optimizar su consumo energético, lo que puede traducirse en ahorros financieros, cumplimiento de normativas gubernamentales y hasta la reducción de su huella de carbono.
¿Qué es una auditoría energética?
Es análisis exhaustivo del consumo energético que tiene el objetivo de identificar áreas donde se pueden implementar mejoras para aumentar la eficiencia energética, a través de la revisión de todos los sistemas y procesos que consumen energía, desde la iluminación y calefacción hasta los equipos industriales.
Con dicho estudio se detectan oportunidades para mejorar la calidad y efectividad de los procesos, ahorrando energía y gastos en facturas de electricidad y gas, así como garantizar el cumplimiento de las normativas gubernamentales, debido a que, en muchos países, entre esos España, las empresas están sujetas a reglamentos y controles que las obligan a realizar auditorías energéticas y reducir su consumo energético, para cumplir con los objetivos climáticos nacionales y europeos.
¿Cómo hacer una auditoria energética en empresas?
Entre los principales aspectos a tomar en cuenta al realizar una auditoría energética efectiva figuran planificarla con antelación, definir los objetivos y el alcance que se quiere tener con la auditoría, así como involucrar a todos los departamentos, ya que la energía se consume en todas las áreas de la empresa, entre otros puntos clave:
Apoyo de profesionales calificados
Es esencial contar con la experiencia de profesionales calificados, con conocimiento del sector energético. Estos especialistas estarán capacitados para identificar de manera precisa las ineficiencias energéticas, sugerir soluciones técnicas viables y garantizar que las recomendaciones cumplan con las normativas vigentes. Además, un auditor experimentado puede aportar una visión objetiva y estratégica sobre cómo mejorar la gestión de la energía dentro de la organización.
Recopilar información relevante
Este es uno de los primeros pasos a dar en el proceso de una auditoría energética. En los datos sobre el consumo energético de la empresa se encontrará información sobre las facturas de energía, el uso de equipos y los procesos operativos actuales. Es primordial analizar en detalle el consumo de energía en diferentes áreas, como la iluminación, calefacción, ventilación, refrigeración, maquinaria y tecnología de la información. Son datos que permitirán a los auditores una visión clara de dónde y cómo se utiliza la energía, y cuáles son las áreas que requieren atención.
Una vez recopilada toda la información se realiza una evaluación detallada del consumo energético en todas las áreas de la empresa, para identificar patrones de consumo, picos de demanda y áreas donde se podría estar desperdiciando energía. Entre los casos más comunes que suelen revelarse en las auditorías figuran: el consumo excesivo de energía en sistemas de climatización durante la jornada laboral, o el uso innecesario de iluminación en espacios desocupados.
Identificación de oportunidades de mejoras
El principal objetivo de una auditoría energética empresarial es encontrar esas áreas donde se pueden aplicar mejoras para aumentar su eficiencia. El plan de acción puede ir desde ajustes básicos como instalar temporizadores o sensores de movimiento para la iluminación, hasta actualizar equipos ya obsoletos por otros con un sistema tecnológico más eficiente. También puede incluir cambios en la operatividad de la compañía, en sus procesos de producción, como la programación adecuada de la manipulación de los equipos, o redistribuyendo cargas eléctricas.
Tener en cuenta las tecnologías renovables
Además de servir para identificar ineficiencias y punto débiles de los procesos industriales, una auditoría energética ayuda a descubrir oportunidades para adoptar fuentes de energía renovable, como la instalación de paneles solares o sistemas de biomasa, que le permitan a las empresas reducir su dependencia total de la energía convencional y disminuir su huella de carbono. Adicionalmente, implantar procedimientos y prácticas sostenibles no solo mejorará la imagen de la organización, sino que también podrá generar ahorros a largo plazo al reducir la exposición a fluctuaciones en los precios de la energía.
Motivar e involucrar a los trabajadores
La participación de los empleados es clave para el éxito de cualquier estrategia de eficiencia energética. El personal debe estar involucrado tanto en el proceso de auditoría como en la implementación de las mejoras. Programas de capacitación y concienciación sobre el uso eficiente de la energía pueden ayudar a que todos los niveles de la organización adopten una cultura de sostenibilidad. Involucrar a los empleados también ayuda a identificar áreas que pueden haber pasado desapercibidas para los auditores externos.
Plan de acción y seguimiento
Tras localizar las áreas de mejora, es primordial crear un plan de acción detallado, que debe incluir procedimientos específicos, plazos, responsables de cada acción, así como la identificación de cuáles serán los recursos necesarios para aplicar las mejoras recomendadas tras la auditoría. También es importante priorizar cada acción según su impacto en la reducción del consumo energético y los costes asociados a este.
Aunado a este plan de acción, y para asegurar que las mejoras implementadas están generando los resultados esperados, es necesario establecer un seguimiento y analizar métricas para medir el resultado de los cambios aplicados en el consumo energético. Entre las métricas útiles destacan el consumo de energía por unidad de producción, la reducción de costes reflejados en las facturas de energía, o la disminución de las emisiones de CO2 de la empresa. Este seguimiento debe ser regular para, de ser necesario, ajustar las medidas y procesos de cara a garantizar el cumplimiento de los objetivos establecidos a raíz de la auditoría energética empresarial.
El consumo energético de una empresa puede cambiar con el paso del tiempo, tanto por la incorporación de nuevos equipos tecnológicos o de maquinaria, cambios en los procedimientos de producción o fluctuaciones en la demanda de productos. Esto demuestra que una auditoría energética no es un proceso estático, sino que debe revisarse y actualizarse periódicamente para asegurar que se mantenga la eficiencia energética año tras año.
Los resultados fomentan el compromiso
A través de informes, reuniones colectivas y hasta con campañas de concienciación para los empleados de la empresa, es posible compartir los hallazgos y resultados de la auditoría con todos los niveles de la organización. Comunicar los resultados a todo el equipo ayudará a fomentar el compromiso y la transparencia de la auditoría energética. Una difusión clara y sincera de los resultados permitirá que los integrantes de la organización comprendan la importancia de las medidas tomadas y se sientan parte del proceso de cambio y evolución.
Una auditoría energética es una inversión recomendable para toda empresa, ya que le permitirá mejorar su eficiencia operativa y apostar por la implementación de procesos más sostenibles en su sistema de producción. No solo le ayudará a reducir costes, sino también a posicionarse como una organización responsable con el medio ambiente.
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