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La energía del aire de Teruel
Jose María mira al cielo, pero no para ver el tiempo, eso ya lo tiene controlado desde hace muchos días, porque su trabajo depende de ello. Mira al cielo porque la imponente grúa que se alza ante él está elevando una de las palas de 75 metros de longitud y 23 toneladas de peso que coronarán el molino eólico que está construyendo.
Estamos en Muniesa, municipio de la provincia de Teruel que antiguamente estaba integrado entre las cuencas mineras de Aragón, y que ahora tiene en el viento un nuevo recurso energético.
Jose María lleva el suficiente tiempo aquí como para saber que el cielo lo es todo. “Tenemos más conocimiento de las previsiones del tiempo en esta zona que algunos meteorólogos”, bromea mientras sigue con la mirada fija en esa grúa y en los compañeros que maniobran con cables, aparataje, bobinas, tornillos y un largo etcétera de elementos necesarios para construir una planta eólica.
El tiempo es el que ha llevado al equipo de Jose María a estar trabajando contra reloj. “Si hay tormenta eléctrica o hace mucho viento no podemos maniobrar las piezas de este puzle”, explica. “Ten en cuenta que primero tiene que llegar todo el material, aquí los tramos del palo que conforma la torre vienen de Aranda de Duero y las palas de Daimiel, y el resto de Dinamarca. Hay que coordinar que todo llegue a tiempo para cuando estén listas las cimentaciones, un trabajo fundamental para el buen funcionamiento de estos bichos”, señala mientras sus compañeros se siguen moviendo de un lado a otro. Aquí el frío no se siente, de la actividad frenética que hay.
“El montaje de estos aparatos se hace por tramos: primero se colocan las dos piezas del fuste de 29,6 metros cada una, encajándolas como una especie de lego; después se instala el rotor de 73 metros, el corazón del molino, desde donde todo funciona”, explica Jose María mientras sobrevuela sobre el cielo de Muniesa un rotor, más grande que un par de autobuses de esos que hacen los trayectos largos por carretera.
“Y al final, cuando has alcanzado los 116 metros de altura, te tienes que subir allí y colocar las palas”.
Son más de 45 las personas, muchas de la zona, que han trabajado para la construcción de esta planta eólica compuesta por dos molinos que producirán 9 megavatios de potencia. En tierra se han ido preparando cada una de las piezas que después se izarán como plumas, la coordinación entre todos ellos es fundamental. Cada tornillo, cada cuerda, cada elemento tiene que estar en su lugar, manteniendo unas rígidas normas de seguridad fundamentales para que todo salga bien.
Todos tienen muy claro qué hay que hacer y ejecutan cada paso con precisión sin quitar la vista del cielo, pero al final, cuando miran desde lejos el horizonte, ven el fruto de ese esfuerzo: un nuevo horizonte renovable.
José María Flores
Site Manager Área Proj Ex Leader North Spain&Sp.Islan