La calefacción central: un invento ideado por una mujer

Con el fin de la tarificación general de la calefacción central que se aprobó por Real Decreto en 2020, los 1,7 millones de hogares que no tienen repartidores individuales deberán contar, salvo excepciones, con uno. Aprovechando el fin de este sistema que se popularizó hace décadas, repasamos la historia de la calefacción central y recordamos la figura de la mujer que ideó los cimientos, no solo de la climatización moderna, sino también de los edificios inteligentes y la tecnología del hogar del futuro.

Alice Parker: una figura desconocida

El 23 de diciembre de 1919, se registraba la patente de un nuevo sistema de calefacción por caldera de gas natural. Este hecho, que ha tenido una relevancia inédita en el desarrollo del confort en el hogar, cobra aún más importancia cuando sabemos que la persona tras esa patente es Alice H. Parker, de Morristown, Nueva Jersey, una mujer negra que se había graduado en la Universidad de Howard de Washington D.C., un logro impresionante para la época.

El diseño de Parker empleaba gas natural y, aunque no era la primera calefacción de este tipo, sí era pionera en incluir un sistema individual de control. Su sistema nunca llegó a implementarse, por restricciones de seguridad, así como por otras cuestiones distintas del momento, pero sin duda alguna, sentó las bases de la climatización moderna y de lo que es hoy en confort en el hogar y las casas más inteligentes del mercado.

A pesar de su aportación inconmensurable al confort del hogar de hoy en día, la figura de Parker sigue siendo una desconocida, muestra de las dificultades y el poco reconocimiento que recibían las mujeres, especialmente en las primeras décadas del siglo XX. La contribución de Parker a los sistemas de calefacción sigue siendo, 100 años después, indudable. Aunque poco se sabe de su vida, se da por cierto que el detonante de su idea de calefacción fueron los duros inviernos de Nueva Jersey, ante los que las entonces comunes chimeneas de carbón o leña poco podían hacer.

Afortunadamente, en los últimos años el legado de esta inventora ha sido recuperado por algunas asociaciones y reconocimientos. Es el caso de los premios Alice H. Paker Women Leaders in Innovation Awards, otorgados por la Cámara de Comercio de Nueva Jersey, que galardonan cada año las contribuciones a la innovación por parte de mujeres que residen en este estado.

¿En qué consistía la idea de Parker?

En las primeras décadas del siglo XX, lo frecuente en los hogares era el empleo de chimeneas u hornos de carbón que suponían una interminable fuente de humo, cenizas y hollín, con los problemas sanitarios que esto implicaba. También existían algunos riesgos relativos a la seguridad, ya que, para combatir la bajada de las temperaturas durante la noche, las chimeneas se dejaban funcionando, normalmente desatendidas. Además, no era poco corriente el uso de gas natural en algunos sectores industriales, tanto por sus propiedades térmicas, como para la generación de electricidad.

Sin embargo, la innovación que introduce Parker en este sentido es que su sistema sería el primero diseñado para implantarse en edificios de viviendas y oficinas, elevando la seguridad y también la higiene.

En su diseño, además de idear la primera caldera impulsada por gas, se combinaban varias, más pequeñas, conectadas a un intercambiador que crearía aire caliente gracias a la combustión de gas natural. La innovación de Parker es que ese aire caliente se desplazaría y repartiría por toda la casa gracias a conductos que recorrían las distintas estancias. Se trataba de algo realmente único, ya que sería la principal inspiración de la calefacción individual que usamos hoy, con diferentes zonas de climatización y el empleo de termostatos que regulan la temperatura.

El futuro de la calefacción

Aportaciones como la de Parker han sido fundamentales para el confort humano, pues gracias a ellas, hemos podido vivir de manera agradable durante los inviernos más crudos. Esto no es solo una cuestión de comodidad, sino también de salud, ya que evitar el frío extremo previene los trombos, el aumento de la presión arterial y algunas enfermedades como las respiratorias.

Sin embargo, aún queda camino por recorrer. Como muestra la intención de las nuevas regulaciones de los consumos individuales, y en consonancia con las directrices europeas, es necesario dotar a nuestros hogares de calefacciones más eficientes. De hecho, la Unión Europea ha puesto fecha de caducidad a las calderas de gas y gasóleo, como tarde, en 2040.

Por eso, y al igual que hizo Parker en su día, hay que pensar en la calefacción del futuro; una que sea eficiente, que tenga su origen en las energías renovables y que sea compatible con la salud y el confort. Algunos de los sistemas que cumplen esos requisitos son, por ejemplo, la aerotermia, el suelo radiante, las bombas de calor o el hidrógeno verde.

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